Nosotros Desayunos Eventos Salud

Parrafos Diversos

Selección de Emilio Herrera M.

Invitación a la lectura

Cuando a fines del siglo XVIII se empezaron a considerar las formas medievales de la cultura como nuevos y verdaderos valores vitales, o con otras palabras, al empezar el romanticismo, lo primero que se percibió en la Edad Media fue la caballería. El romanticismo ha propendido a identificar pura y simplemente la Edad Media y la época caballeresca. Veía, ante todo, en aquélla, penachos que se inclinaban. Y por paradójico que hoy suene, tenía razón en cierto respecto. Un estudio más profundo nos ha enseñado, ciertamente, que la caballería sólo es una parte de la cultura de aquel período, que la evolución política y social transcurre en su mayor parte fuera de aquella forma. El período del verdadero feudalismo, en que florece la caballería, se cierra ya en el siglo XIII. Lo que sigue es aquel período de la Edad Media en que los factores dominantes en el Estado y en la sociedad son el poder mercantil de la burguesía y el poder financiero de los príncipes, que descansa en el anterior. Los hombres actuales nos hemos acostumbrado, y con razón, a mirar hacia Gante y hacia Augsburgo, mucho más hacia el capitalismo naciente y las nuevas formas del Estado, que hacia la nobleza, cuyo poder estaba ?quebrantado? ya en todas sus partes, en unas más, en otras menos. La misma investigación histórica se ha hecho democrática desde los días del romanticismo. Repetidas veces ha de sorprender, pues, a todo el que esté acostumbrado a ver la última Edad Media en su aspecto económico-político, que las fuentes mismas, y principalmente las fuentes narrativas, conceden a la nobleza y a su actividad un lugar mucho mayor del que responde a nuestras ideas. Esto vale no sólo para la última Edad Media, sino incluso para el siglo XVII.

Fúndase ello en que la forma noble de la vida conservó su imperio sobre la sociedad hasta mucho tiempo después de haber perdido la nobleza su preponderante significación como estructura social. En el espíritu del siglo XV sigue la nobleza ocupando, sin duda alguna, el primer puesto como elemento de la sociedad. Su significación era estimada por los contemporáneos con exceso, así como la de la burguesía lo era con defecto. Los contemporáneos no ven que las verdaderas fuerzas motrices de la evolución social no reside en la vida y en la actividad de una nobleza guerrera, sino en otra parte. Por consiguiente ?se dirá? el yerro está en los mismos contemporáneos y en el romanticismo, que seguía sin crítica su visión de las cosas, mientras que la moderna investigación histórica es la que ha puesto a la luz las verdaderas características de la vida en la última Edad Media. Esto es exacto tratándose de las características de la vida política y económica. Mas para comprender la vida de la cultura, tiene el valor de una verdad la ilusión en que los contemporáneos viven. Incluso en el caso de que la forma noble de la vida no hubiese sido sino un barniz de la vida, entraría en la tarea indeclinable de la historia comprender la vida con todo el brillo de aquel azur.

J. HUITZINGA. EL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA. ESTUDIOS SOBRE LAS FORMAS DE LA VIDA Y DEL ESPÍRITU DURANTE LOS SIGLOS XIV Y XV.

EN FRANCIA Y LOS PAÍSES BAJOS. REVISTA DE OCCIDENTE. MADRID. 1945.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 135333

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx