Periodos largos de sismos están ligados a la transferencia de fluidos subterráneos, y pueden ser utilizados como una evidencia confiable de la activación del magma antes del inicio de una erupción volcánica. (ARCHIVO)
La detección de sismos que ocurran a 30 kilómetros de profundidad puede ayudar al pronóstico de erupciones volcánicas, demostraron investigadores rusos en la nororiental península de Kamchatka.
Periodos largos de sismos están ligados a la transferencia de fluidos subterráneos, y pueden ser utilizados como una evidencia confiable de la activación del magma antes del inicio de una erupción volcánica.
El estudio fue dirigido por Nikolay Shapiro, experto en ciencias geológicas y mineralógicas, adscrito al Instituto de Vulcanología y Sismología de la rama del lejano oriente de la Academia Rusa de Ciencias.
Las investigaciones se centraron en los volcanes del grupo Klyuchevsky, en la parte oriente de la península de Kamchatka, que figuran entre los más activos en el mundo.
De acuerdo a estudios previos, se estima que ese grupo tiene una fuente central de magma a 30 kilómetros de la superficie, desde donde la lava fluye por un sistema de canales hasta los depósitos de cada volcán.
Se analizaron datos de sismos de 2011 a 2012 provocados por el flujo del magma así como cambios de presión. Hubo dos rangos, sismos a menos de cinco kilómetros de profundidad y los ubicados a 30 kilómetros.
Se encontró que la actividad sísmica profunda creció junto con el aumento de la presión del magma, seguida de erupciones.
Se encontraron registros de sismos antecedidos del mismo patrón en abril de 2011 y septiembre de 2012 en los volcanes Bezymianny y Kluchevsky.
Otra serie de datos de actividad sísmica, elevación de presión y luego erupciones, se dio en los estallidos del volcan Tolbachik en noviembre de 2012 y agosto de 2013.
El estudio de los científicos rusos fue publicado en la revista Nature GeoScience, indicó un despacho de la agencia Itar Tass.
