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Rumbo al Centenario / La historia de algunas historias

Fernando Llama Alatorre

+ Conquista y evangelización

Con las constantes exploraciones y conquistas, en menos de cinco años la frontera septentrional había avanzado unos mil quinientos kilómetros desde la capital del virreinato.

El lector pudiera pensar que cuando los españoles llegaron a tierras de Coahuila ésta estaba deshabitada, sin embargo el número de tribus que la habitaban era muy grande. Orozco y Berra recogieron en diversos manuscritos los nombres de 148 de estas tribus, que no cito por falta de espacio, pero que ya las leerá en el libro del centenario.

Las lenguas de todas estas tribus se han extinguido. Para el censo de 1895 se afirmaba que en Parras había 19 hombres que hablaban el ?mexicano? ?Náhuatl- al mismo tiempo que el español. En el censo de 1900 en Saltillo había 38 individuos que hablaban el -Náhuatl-. Para el censo de 1921 tanto el ?mexicano? -Náhuatl- como el ?otomí? habían desaparecido y sólo había 293 individuos que hablaban ?kikapoo?.

Al finalizar el año de 1674 el número de tribus reducidas era muy grande. Fray Larios en documento fechado en Patos el 15 de enero de 1675 nos ha legado la lista de las tribus que habían catequizado y que pedían el santo bautismo, así como los nombres de sus capitanes o caciques y el manuscrito dice así:

Memoria de las naciones que tienen dada la obediencia hasta hoy 30 de diciembre de 1674 y que asisten en la provincia de Coahuila de la Zíbola y Cuatrociénegas (sic), Río del Norte y la Caldera, con sus parciales, y piden el santo bautismo y están dentro de las 500 leguas de su contorno:

El cacique Juan de la Cruz con sus parciales: coboles, xicocosses, jumanes, bauanes, yoricas, xupulames, xiancocadam, yergibas, bacaranan.

El cacique don Esteban con sus parciales: hueyquetzales, manos prietas, bacoram, pinanacam, cacaxtes, conianes, ovayas, tetecoras, contutores, tocaymamares, saesse, teneymama, codam, guiguigoa, eguapit, tocamomom, huhuygam, doaquioydacam, cocuytzam, aquitadotdacam, babury, dedepo, seromet, teymamares.

Don Fabián con sus parciales, que así mismo reconocen como capitán general al cacique don Esteban: mayoes, babusarigames, bamarimamares, cabezas, bauiamamares, colorados, pies de venado, igoquib, toques.

El cacique don Miguel con sus parciales: catujanes, bahaneros, chacahuales, toarmas, masiabes, medmedas, mabibit, milihaes, apes, pachaques, tililla, garajes, mexcales.

Es de notarse que ni Tobosos, ni Irritilas, ni Laguneros ?tribus importantes para los Laguneros- están en la lista de las tribus que fueron catequizadas por los sacerdotes y que se caracterizaban por tranquilas y manejables.

El avance del imperio español hacia el norte fue lento y penoso. Su conquista no se consumó mediante batallas decisivas, como sucedió en el centro de México, debido a que los indios nómadas del norte defendieron bravíamente su antiguo hábitat matando y robando con salvajes procedimientos a los intrusos que trataban de empujarlos en su camino. A medida que los indígenas se fueron replegando hacia el norte, el territorio de la Nueva Vizcaya fue más difícil de conquistar, no sólo porque las tribus que lo defendían tenían ya experiencia de muchos años en la guerra contra los blancos, sino por lo difícil de las comunicaciones entre la región poblada de Nueva Galicia y los aislados establecimientos españoles de la Nueva Vizcaya.

Desafiando todos los peligros, grupos de españoles acompañados de indios pacíficos fueron adentrándose poco a poco en los territorios recién explorados. Desde Zacatecas se organizaron caravanas de carros tirados por bueyes que llevaban a la Nueva Vizcaya colonizadores dispuestos a arriesgar su vida en busca de inciertas fortunas.

En estas caravanas iban comerciantes y arrieros que se dedicaron luego al transporte y venta de los víveres indispensables para sostener a los pobladores de los nuevos asentamientos, mismos suministros que alcanzaban en dichos lugares elevados precios. Lentamente, los españoles fueron adueñándose de las rutas que comunicaban con los reales de minas, de los valles fértiles y de las escasas corrientes de agua, que les permitían el cultivo de semillas y la cría de ganado.

Toda la parte oeste y norte donde imperaban los tobosos y apaches estaba despoblada por los españoles, el suroeste correspondiente a la Región Lagunera donde habían existido misiones jesuitas estaba abandonada por las incursiones de los tobosos y sus aliados los cocoyomes, estas condiciones privaban por lo exiguo de las fuerzas presidiales encargadas de mantener la seguridad.

Tan escasas eran las fuerzas de protección en las provincias del norte que en 1729 realizaron los indios ataques a numerosos poblados incluyendo Saltillo y Parras.

Hasta donde sabemos, la actividad de las misiones se concretaba a la zona noreste. San Buenaventura y Nadadores eran los puntos más, avanzados hacia el oeste, pues Cuatrociénegas había sido abandonado por las incursiones de los tobosos y la Región Lagunera estaba casi despoblada por la misma razón.

La zona noroeste de Coahuila era desconocida pues aun cuando había sido cruzada desde 1590 por Gaspar Castaño de Sosa y Juan Morlete, ninguno de ellos dejó descripción o referencia sobre ella y es poco probable que exploradores aislados penetraran en la región ocupada por los tobosos y apaches que tenían una reputación de fiereza y crueldad. En el sur bajo la jurisdicción de la Nueva Vizcaya desde Anhelo hasta La Laguna se encontraban únicamente dos poblados que por su número de habitantes y su riqueza económica podrían considerarse villas, éstas eran Saltillo y Parras pero su prosperidad era muy relativa.

Las rebeliones de los indios eran frecuentes con los consiguientes ataques a los poblados españoles obligando al gobierno a instalar asentamientos de tlaxcaltecas contiguos o muy próximos a pesar de los conflictos suscitados por la vecindad.

Bibliografía:

Historia del Estado de Coahuila de Pablo M. Cuéllar Valdez.

Formación y decadencia de una fortuna de María Vargas-Lobsinger.

El imperio de la familia Sánchez Navarro de Charles H. Harris III.

Historia de Torreón de Eduardo Guerra.

Coahuila y Texas en la época colonial de Vito Alessio Robles.

Francisco de Urdiñola y el norte de la Nueva España de Vito Alessio Robles.

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