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Coahuila y sus Hombres / La Reforma Agraria en Coahuila

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

CAPÍTULO 43

En el siglo XX los coahuilenses lucharon por su tierra tradicionalmente, al principio sólo eran el latifundista y el peón, pero en el período postrevolucionario, después de la publicación de la Ley del seis de enero de 1915, se formaron grupos de solicitantes de tierras que hasta 1920 lograron un ejido, el de Castaños con tres mil 511 hectáreas para repartir entre 400 beneficiarios; la mayor parte de los grupos se formaron en el centro y el noreste del Estado, como el Ejido Nava encabezado por Plácido Ramón y en San Juan de Sabinas y Abasolo, apoyados en el Artículo 27 Constitucional.

Los agricultores formaron grupos que cuando se apoyaban en acciones armadas les llamaban Agraristas.

El primer congreso campesino del Estado de Coahuila, fue el diez de junio de 1923 en Monclova, donde se le dio difusión a la legislación agraria; el 30 de septiembre del mismo año, el General Pedro Rodríguez Triana formó la Liga Regional de Comunidades Agrarias reuniendo las Asociaciones del Sur del Estado, como parte a su vez del Partido Nacional Agrarista que presidían los laguneros Valentín Soto y Guadalupe J. Ramírez.

En 1930, hubo disturbios serios entre los Agraristas y el Gobierno del Estado, el Gobernador Nazario Ortiz Garza dio por concluido todo reparto de tierras, cuando sólo se habían constituido 11 ejidos.

Con el Presidente Lázaro Cárdenas llegó el verdadero Reparto Agrario, que comenzó en La Laguna y se extendió a otros municipios; previamente los campesinos se organizaron en el Sindicato de Trabajadores Agrícolas, apoyados por la CROM (Confederación Regional de Obreros Mexicanos), El Partido Comunista Mexicano, la Liga Nacional Campesina y la CTM (Confederación de Trabajadores de México) que se fundó el 21 de febrero de 1936. Como contraparte, se formó la Asociación de Hacendados de la Cámara Agraria que con el apoyo del ejército y de las autoridades locales, enfrentaron la huelga generalizada que fue aumentando en violencia, hasta que el seis de octubre, el Presidente emitió el Decreto de Expropiación de las tres cuartas partes de la tierra de riego y una cuarta parte de temporal, se entregaron 300 ejidos y se benefició a 30,000 campesinos: 26 ejidos en el municipio de Francisco I. Madero, 41 ejidos y dos ampliaciones en Matamoros, 57 ejidos y seis ampliaciones en San Pedro, 26 ejidos y una ampliación en Torreón y 12 ejidos y seis ampliaciones en Viesca y se estableció como extensión máxima para la pequeña propiedad, 150 hectáreas.

En el norte fueron muy pocas las tierras que se repartieron porque los terratenientes de esta vasta región, inteligentemente las protegieron con certificados de inafectabilidad ganadera.

En el sur del Estado el reparto fue como sigue: en Arteaga se constituyeron 19 ejidos, en General Cepeda 31, en Parras 23, Ramos Arizpe 26 y en Saltillo 43, 397 en todo el Estado beneficiando a 40,869 ejidatarios con 1.203,734 hectáreas.

Los ejidos fueron organizados y administrados por una enorme institución burocrática llamada Banco Ejidal. Con la que pronto hubo problemas, los campesinos se unieron a la CNC (Confederación Nacional Campesina) y pronto aparecieron otras organizaciones como la 40-64, Unión Regional Agraria de La Laguna, Unión de Empresas Ejidales, Ejidos Colectivos de Coahuila y Durango y la Central Campesina Independiente (C.C.I.).

Con el reparto de la tierra tal vez en algún momento se pensó que todo estaba resuelto en La Laguna, pero no fue así porque tuvo un mal comienzo, la falta de planeación y organización tuvo consecuencias.

El Banco Ejidal de Torreón, a los pocos días de creado, se encontró con 592 empleados, 149 en la matriz y el resto en otras zonas de la región; muchos de los empleados se reclutaron apresuradamente sin experiencia ni preparación pero con gran interés de sacar provecho de los ignorantes ejidatarios.

Cada ejido elegía su socio delegado o sea su representante en el banco, no siempre el más competente. Todo hecho en escala gigantesca y revolucionaria, abrió la puerta a la falta de honradez y la corrupción también en escala gigantesca.

La pequeña propiedad, con sólo l50 hectáreas y aún con menos, producía más que el ejido colectivo, generalmente con igual superficie, se producía el triple.

Varias expresiones se hicieron familiares en la región: Bandidal, por Banjidal; algodón de luna al robado en las noches; algodón de fibra corta y de uña larga, etc.

El campesino mismo pasó a ser sujeto utilizable para las campañas políticas llamándoles ?acarreados? a los que un socio delegado llevaba al evento, sólo había que darles un billete, ?troca? y gorda.

Cada año se hacían préstamos que nunca se pagaron, el adeudo sólo Dios sabe a cuánto ascendió.

La Reforma Agraria aún no ha tenido un entierro decente y lo que fue el lema revolucionario ?tierra y libertad? cuando se logró, quedó en manos de ladrones que con fines políticos, hicieron florecer al máximo la deshonestidad, la impunidad y la pérdida de los valores que producen el orgullo de una nacionalidad.

Ahora hay una reconversión productora hacia la diversificación industrial, comercial y financiera y asistimos a una nueva metamorfosis de esa región de esfuerzo y progreso, La Laguna.

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