NADA HA CAMBIADO AQUí.
NADA HA CAMBIADO.
Chalío sigue emborrachándose todos los días.
La Mereja -así le dicen porque se llama Hermenegilda- sigue acostándose con cualquiera que le dé 100 pesos.
Don Layo el de la tienda sigue vendiendo kilos de 800 gramos.
Doña Livia sigue peleando con todas sus vecinas. Cuando le dicen: "Vieja mula" contesta: "Parí 12 hijos ¿y me dices mula?".
El Pepecuco -José Refugio- sigue amancebado con la que fue mujer del viejo Chano.
Y yo sigo.
Yo sigo, sigo, sigo.
¿Por qué entonces, si nos hemos portado así de mal, salió el agua de La Cazuela, que es bendición para las casas, las labores y las huertas?
Es que la gracia de Dios es don gratuito. No se nos da porque la merecemos. Se nos da porque la necesitamos.
Me pongo de rodillas para beber de esa agua clara en el hueco de la mano. Me pongo de rodillas para dar gracias por la misericordia inmerecida, por la inmerecida providencia. Me pongo de rodillas para dar gracias por la gracia.
¡Hasta mañana!...
