Aún recuerdo cómo la esperanza de pasar al famoso quinto partido se diluía en el Mundial de Brasil 2014, como una corriente de río dejando rastros de dolor y desesperación a su paso. La hombrada estaba hecha, se le estaba ganando a Holanda con todas sus estrellas. La Selección Mexicana necesitaba un puñado de suerte, sólo eso.
Una pizca de fortuna, de esa misma que siempre se le ha negado a lo largo de toda la historia de México en Mundiales. Era tan espectacular para ser cierto. Un tiro majestuoso de Wesley Sneijder empezaba a sembrar el sentimiento de fracaso. Posteriormente, la caída más famosa y la trampa más inverosímil posiblemente en la última década: El "No era penal" de Arjen Robben.
México se destruía como siempre a pesar de que estaba jugando hermoso y lanzando el juego hacia adelante, sorprendiendo a muchos, incluso hasta los mismos mexicanos. El parado de Miguel Herrera estaba siendo efectivo, aplastante y los holandeses parecían agonizar en Brasil, aunque el final fue todo lo opuesto.
A dos años de ese triste suceso, el futbol mexicano tiene otros temas que lamentar futbolísticamente hablando; no se puede vivir de un recuerdo y de un sueño guajiro. Hace unos cuantos días México tuvo la peor derrota en 50 años. Siete goles que marcarán más allá de una caída de un holandés o un fuera de lugar que no marcó el árbitro asistente.
Pareciera que México no tiene días fortuitos, sin nada que celebrar. En el torneo mexicano pensamos tenerlo todo: La mejor liga, infraestructura, jugadores y organizaciones. Aunque venga Chile y nos derrumbe, nos destruya y hagamos caer bajo.
¿Qué se puede esperar de una Selección que pide a gritos a un jugador de 37 años como Rafael Márquez? ¿Y las nuevas generaciones? ¿Los líderes de hoy?
Siempre se hablan de los técnicos como los principales culpables, como lo mencioné hace semanas en este mismo espacio editorial: La historia nos ha demostrado que estamos haciendo las cosas mal, no lo dicta día a día con fracasos y más fracasos.
No es momento de buscar culpables, ni de intentar justificar tales hechos. Tan poca memoria somos que se nos olvida que hace un año la Selección Mexicana fue de los dos peores equipos en toda la Copa América disputada en Chile.
Por lo menos fue menos doloroso que sufrir siete goles en contra, bueno, eso intuyo con las reacciones que tuvieron cientos de aficionados en ambos momentos, de desesperación pero con mesura en el 2015; en este año fue de rabia y coraje, con ganas de no saber más del seleccionado por un tiempo.
Recordar el "No era penal" de hace un año es inútil, sólo trae recuerdo de lo que tan fracasado ha sido México. Es ponerle leña al fuego en uno de los años más tristes hasta el momento que ha tenido la Selección Mexicana.
