Los focos rojos de tu cuerpo

Al pensar sobre la manera en que funciona nuestro cuerpo, nos imaginamos por lo general los órganos y su ubicación aproximada, las células, los huesos, los tejidos y la red del sistema sanguíneo. Esto, a muy, muy grandes rasgos, pero hay otra red que la mayoría de las veces no consideramos y que es una parte muy importante para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Se trata del sistema linfático, el cual recorre todo nuestro organismo al igual que el sistema sanguíneo, pero éste se encarga de limpiar en el cuerpo las sustancias extrañas, bacterias y virus que ingresan en él. “La principal barrera de nuestro organismo es la cadena linfática, es la principal defensa para las enfermedades que nos atacan”, señala el médico Gabriel Humberto Graciano Meraz, especialista en Medicina Familiar.

Este sistema está integrado por órganos, conductos, vasos y los llamados ganglios linfáticos, éstos últimos funcionan como una especie de filtro especial para atacar patógenos que invaden el cuerpo. “Los ganglios linfáticos son una cadena de nodulaciones que se encuentran en determinadas áreas del cuerpo, los principales se pueden detectar a simple vista o por medio del tacto, están ubicados en el cuello, atrás de las orejas, en el tórax, en las ingles y a nivel de la barbilla”.

El médico explica que los ganglios son redondos, pequeños, del tamaño aproximado de un frijol, pero incrementan su tamaño cuando están combatiendo alguna enfermedad, pues se inflaman al producir una mayor cantidad de glóbulos blancos para atacarla, por ello cuando ésta se encuentra controlada, el tamaño de los ganglios disminuye.

De una simple gripe a un problema mayor

Cuando una persona padece una infección, puede detectar los ganglios inflamados en las zonas que habíamos mencionado. “Es muy común que al revisar a los niños, o nosotros, cuando nos estamos bañando detectemos esas ‘bolitas’, esas nodulaciones. Éstas aparecen de manera normal, sobre todo en niños y en adultos mayores si padecen una infección de amígdalas, gripe, infección estomacal, bronquitis, etcétera, y se deshacen conforme la enfermedad cede al tratamiento, en unos dos o tres días. Pero hay que tener cuidado cuando las nodulaciones no se deshacen, entonces habría que consultar de nuevo al médico”, asegura el doctor Graciano y destaca que en el caso de personas con un sistema inmunológico deprimido son muy importantes las revisiones médicas minuciosas realizadas regularmente.

Generalmente, cuando el nódulo no disminuye su tamaño, se canaliza del primer nivel de atención médica al segundo nivel, con un especialista en medicina interna u oncología. “Puede tratarse de un cáncer a nivel linfático llamado linfoma Hodgkin o no Hodgkin, lo importante es descartarlo a través de diferentes estudios”, explica el médico.

Los síntomas de un linfoma son: fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna, comezón, fatiga e inflamación de los ganglios linfáticos que no ceden al medicamento. “Antes se detectaba el cáncer en fases terminales, se inflamaban los ganglios, se extendía el cáncer a huesos, se diseminaba a otros órganos y ya no había nada qué hacer, por eso ahora la prevención y la detección oportuna son factores muy importantes en cualquier enfermedad, para actuar a tiempo y revertir el problema”.

Para poder detectar el cáncer, se deben realizar estudios más especializados: una biopsia, evaluación microscópica de las células cancerígenas, antitumorales, perfiles hepáticos y perfil renal por si hay alguna diseminación.

Prevención

Para prevenir la inflamación de los ganglios linfáticos es necesario tener buenos hábitos de higiene, tal como dormir bien, llevar una alimentación balanceada y hacer ejercicio. “Una buena dieta debe ser balanceada, y debe contener proteínas, grasas y carbohidratos, además es necesario activarse, no llevar una vida sedentaria ni de excesos y dormir bien, estos buenos hábitos llevarán a la persona a tener una vida más sana y un mejor sistema inmunológico”, señala el médico.

“Las personas piensan que no es grave detectarse un ganglio inflamado, pero si empiezan a aparecer enfermedades recurrentes, va a llegar un momento en que sean irreversibles, no tendrán una pronta mejora y pueden originar una enfermedad más grave como es el caso del cáncer, por eso es importante no ignorar las señales y acudir al médico”, finaliza.

LOS TIPOS PRINCIPALES DE LINFOMA:

• Linfoma de Hodgkin

(también conocido como enfermedad de Hodgkin) se llama así en honor al Dr. Thomas Hodgkin, quien lo describió por primera vez.

• Linfoma no Hodgkin

Estos diferentes tipos de linfomas se comportan, propagan y responden al tratamiento de manera diferente. Por lo general, los médicos pueden diferenciarlos al observar las células cancerosas con un microscopio. En algunos casos, es necesario hacer análisis de laboratorio sensibles para poder diferenciarlos.

En niños

• El Linfoma de Hodgkin es uno de los tumores más frecuentes en la edad pediátrica. Su edad de presentación es en mayores de 5 años, el predominio es en hombres (75%).

• Su incidencia varía en el mundo y está asociado a niveles socioeconómicos bajos. Representa el 6.6% de todos los cánceres pediátricos.

En adultos

• En 2003 en México el linfoma no Hodgkin constituyó la tercera causa de cáncer en hombres (7.83% de las neoplasias registradas), después del cáncer de piel y próstata.

• En mujeres, el linfoma fue la sexta causa de cáncer (3.97% del total de cáncer en este sexo).

• La mayor incidencia del linfoma no Hodgkin ocurre en la etapa productiva del individuo, presentándose el 90% entre los 40 y los 60 años de edad.

Los ganglios linfáticos son una cadena de nodulaciones que se encuentran en determinadas áreas del cuerpo, los principales se pueden detectar a simple vista o por medio del tacto, están ubicados en el cuello, atrás de las orejas, en el tórax, en las ingles y a nivel de la barbilla”.

Gabriel Humberto Graciano Meraz,

especialista

en Medicina Familiar