Cultura

Vivir para hacer arquitectura

Mundial. Teodoro González de León no sólo ha sido reconocido en México, sino también a nivel internacional en más de 6 países.

Mundial. Teodoro González de León no sólo ha sido reconocido en México, sino también a nivel internacional en más de 6 países.

EL SIGLO DE TORREÓN

El arquitecto Teodoro González de León cumplió ayer 90 años y varias instituciones culturales del país celebran este aniversario con una serie de actividades en las que se reflexiona sobre su obra, su legado y la influencia que ha dejado en la arquitectura mexicana de dos siglos.

Un homenaje por sus siete décadas consagradas a la transformación de los espacios como una metáfora y extensión del espíritu humano en las que ha erigido edificaciones monumentales útiles para la ciudad y sus habitantes, en las que ha integrado emoción y belleza al paisaje urbano.

En vísperas de su cumpleaños 90, Teodoro González de León concedió una entrevista a la Secretaría de Cultura:

¿Qué manera de vivir exige la arquitectura?

Uno debe pensar en ella todos los días, a todas horas, hasta en los sueños. Justo hoy me desperté en la mañana porque en el sueño resolví una duda que tenía sobre lo que estoy haciendo para la nueva Plaza del Cine Manacar.

Viajar, caminar por ciudades, contemplarlas, ha enriquecido su trabajo. Su admiración por urbes de Alemania, Suiza, su fascinación por Roma, o Estambul, Buenos Aires, o Río de Janeiro, pero sobre todo su asombro por Japón, le sigue inspirando. Por eso de regalo de cumpleaños ha decidido irse con su esposa a San Petersburgo: "Allí lo voy a pasar, porque el año pasado que estuve me quedaron pendiente muchas cosas, es una ciudad a la que considero perfecta".

Para Teodoro González de León la arquitectura es una obra que se complementa con la ciudad y sus habitantes. Así concibe lo que será la nueva Plaza del desaparecido Cine Manacar:

"Lo que busco en cada una de mis obras es que la arquitectura responda al lugar, se vuelva un faro en el lugar, un faro hermanable que la gente sienta que está instalado allí, que el espacio público la 'respecta', o que la penetra. La tarea número uno de la arquitectura es instalarse en la ciudad y hacerlo bien para que el paso del Sol bañe a la forma y para que la forma se hermane en el lugar y lo irradie. La arquitectura es un objeto para servir, vivimos en ella, no podemos desprendernos del espacio que crea".

Teodoro González de León, nació en la ciudad de México en 1926, siendo niño su familia se mudó a San Ángel. Su madre, que había estudiado en Francia, poseía una biblioteca en la que el niño Teodoro descubrió los primeros diseños.

"Siempre me interesó el arte, las estampas. Mi madre, que había estudiado en Francia y hablaba muy bien ese idioma, tenía muy buenos libros plenos de ilustraciones, y recorrerlos para mí era también conocer la historia", recuerda.

Considerado uno de los arquitectos más notables de México y Latinoamérica, la casa de su niñez tenía un jardín y un patio enormes. Desde entonces supo que "los patios siempre son un lugar importante para el cruce de comunicación entre los habitantes de un casa o un recinto".

Desde allí la arquitectura llego a él de manera natural.

Mi padre me puso un maestro de pintura y comencé a dibujar muy joven. No tengo ningún pariente arquitecto, pero fue a través de las artes plásticas, hermanas de la arquitectura, no en una relación lineal, que supe que el espíritu de las formas que se contagia como un efecto poético.

La casa de su niñez estaba contigua a la que habitaban Diego Rivera y Frida Kahlo, que fue diseñada por Juan O'Gorman. En su memoria abriga que su madre se escandalizó por los colores el rojo, azul y negro con los que estaba pintada la casa de Diego, aunque él entendía que "era una casa vanguardista". Desde entonces sintió una fascinación por la geometría, una propensión por los problemas matemáticos para imaginar un espacio habitable. Pero también una seducción por los materiales más que por el color.

"Me interesa el color de los materiales, pero no la pintura, la arquitectura pintada no me interesa, no me llega. Yo necesito ver la materia que carga, el concreto que carga, o el acero que soporta y se ve, me gusta que el material exprese como está soportado y no sea un color".

La mayor parte de su obra se concentra en la Ciudad de México, realizada durante décadas en conjunto con Abraham Zabludovsky, fallecido en 2003, conservando ambos despachos importantes y colaborando en sociedad a nivel práctico.

"El arte se enseña copiando, se empieza copiando siempre, entonces yo empecé copiando a Le Corbusier. Uno copia no en una forma exacta, sino el espíritu de esa obra que está uno viendo y la tratando de copiar, que salga con la pureza del modelo, eso es muy difícil, pero si lograra hacer una copia, que es una recreación de un modelo, eso es aprender a hacer la arquitectura".

Otra característica fundamental en su obra es el manejo de la luz.

"La luz es fundamental, es el otro material de trabajo en la arquitectura, siempre las formas deben estar pensadas para respectar el trayecto del Sol. Es una condición de la arquitectura el manejo de la luz, natural y artificial".

En su evolución como creador, ha asimilado que las ventanas también son materiales que permiten al espectador saber qué pasa dentro y fuera de un edificio. Así concibió el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el MUAC, y afirma que son los museos los nuevos templos del hombre:

"Ya los templos no son los grandes lugares congregatorios. Ahora en realidad son los museos los que han tomado el papel de concentradores de gente, el papel de la iglesias, los museos se han vuelto los lugares sagrados".

"El arte contemporáneo para los alumnos no es muy conocido, si no está al paso, no saben que pasa ahí dentro, por eso mi fachada del MUAC es transparente, y se pueden ver las exposiciones, exterior y interior juegan, eso lo consideré una cosa fundamental para la universidad para invitar a los jóvenes a visitar ese recinto".

Un legado vigente

Teodoro González de León estudió en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Y también tomó clases de grabado en San Carlos, un sitio que recuerda con idilio: "la academia con su patio, con las culturas clásicas, era un lugar maravilloso". De 1942 a 1947 trabajó con Carlos Obregón Santacilia, Carlos Lazo Berreiro y Mario Pani. Participó en el anteproyecto de la Ciudad Universitaria de la UNAM con los arquitectos Armando Franco y Enrique del Moral.

Becado para estudiar en Francia, fue discípulo durante 18 meses, allá por 1947, del teórico de la arquitectura, ingeniero, diseñador y pintor francés Le Corbusier, y colaboró como residente en la Unité d→ Habitation de Marsella.

Definición. El arquitecto mexicano Teodoro González de León, afirma que lo que siempre ha buscado en cada una de sus obras es que la arquitectura se vuelva un faro, un faro hermanable.
Definición. El arquitecto mexicano Teodoro González de León, afirma que lo que siempre ha buscado en cada una de sus obras es que la arquitectura se vuelva un faro, un faro hermanable.

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Escrito en: Teodoro González

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