Queridos amigos, hoy platicaremos acerca de un tema fundamental en el balompié y tiene que ver con un equipo que está en todos los torneos y llega a todas las finales: El cuadro arbitral.
Como sabemos, este formato de la Copa será de 16 equipos, diez sudamericanos y seis de CONCACAF, por ello a los de negro los hemos denominado "el equipo 17".
Hace un par de días tuve la suerte de ser invitado por la organización para impartir una conferencia motivacional a mis colegas. La concentración tiene lugar en el condado de Lombard, Illinois, muy cerquita de Chicago y ahí está reunido todo el talento arbitral de nuestra América.
Saludé a viejos profesores como Carlos Alarcón de Paraguay, quien fue mi dirigente en la época de árbitro; Edgardo Codesal, encargado del área técnica en México; el estadounidense Brian Hall, actual director de los jueces en el área norte, centroamericana y del Caribe; Jorge Larrionda de Uruguay, uno de los pocos silbantes en dirigir 5 partidos en una sola edición de Copa del Mundo y al colombiano Óscar Ruiz, quien le pitó muchas veces al tricolor en este tipo de certámenes.
Encontré un grupo lleno de juventud, fresco, comprometido con su accionar y sumamente atlético. Tendrán mucho trabajo, pues a la dificultad inherente a dirigir en la alta competencia, se adiciona que habrán de poner en práctica algunas reformas reglamentarias que no han quedado del todo claras.
Al través de los años existieron decisiones arbitrales que marcaron el destino del torneo, siendo las más recordadas, por razones obvias, las que afectaron a México.
El primer partido jugado por el Tri en este evento tuvo lugar en el año de 1993 en Ecuador; en aquella ocasión el árbitro uruguayo Jorge Nieves concedió un gol que jamás entró a la portería de Jorge Campos y que pasó a la historia como el "fantasma de Machala", por el nombre de la ciudad en que se jugó el encuentro ante Colombia.
En 1997 la sede del torneo sudamericano fue Bolivia. En la fase de cuartos de final México enfrentó al local en la altura de La Paz y el colegiado fue un paraguayo de nombre Epifanio González. El arbitraje fue malo, pero peor el comportamiento de los jugadores mexicanos y de la banca azteca comandada por Bora Milutinovic.
Vino un lejano disparo de Erwin "platini" Sánchez que pegó en el larguero y aparentemente entró. El gol se concedió y eso armó una rebambaramba con el cuerpo técnico tricolor. Para hacer valer su autoridad, el "loco", como apodaban a González, no tuvo empacho en hacer uso de la fuerza pública que no era otra cosa que el mismísimo ejército. Una serie de personajes con cara de jijos de la guayaba uno más que el otro y que a empujones sacaron a los expulsados so pena de meterle un macanazo. Epi sería mi compañero al año siguiente en Francia 98 donde pitó el juego por el tercer lugar.
