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La guerra contra la polio que se gana con vacunas y AK47

Nunca antes estuvo el mundo tan cerca de eliminar la poliomielitis, que se transmite a través de comida o agua contaminada ingerida por niños menores de cinco años. (EFE)

Nunca antes estuvo el mundo tan cerca de eliminar la poliomielitis, que se transmite a través de comida o agua contaminada ingerida por niños menores de cinco años. (EFE)

EFE

Rodeada de policías que la protegen con fusiles AK47, Priya Ali suministra dos gotas de vacuna de polio a un niño en una polvorienta calle de Karachi y gana así otra batalla para que Pakistán y la humanidad se encuentren un poco más cerca de erradicar esta enfermedad de la faz de la tierra.

Nunca antes estuvo el mundo tan cerca de eliminar la poliomielitis, que se transmite a través de comida o agua contaminada ingerida por niños menores de cinco años.

La última batalla se libra en Pakistán (la nación con más casos) y Afganistan, únicos países donde el mal es todavía endémico.

"Hay que vacunar a los niños. Es mi responsabilidad", afirma Priya, veterana de esta lucha en la que han muerto alrededor de un centenar de policías y vacunadores a manos de los talibanes desde 2012 en Pakistán, según Unicef.

Bajo la mirada de policías armados con fusiles, esta mujer de 33 años y madre de seis hijos dirige cinco equipos de vacunación que van calle por calle, edificio por edificio y casa por casa en busca de niños a los que suministrar las milagrosas gotas.

Las proporciones de esta misión en Karachi son gigantescas: 6,500 equipos de vacunación, la mayoría formados por un hombre y una mujer, unos 5,000 policías y miles de gestores que tienen por objetivo vacunar en tres días a 2.2 millones de niños en la ciudad.

El progreso de la campaña se sigue en tiempo real en centros de control en cada distrito que reciben actualizaciones continuas de los vacunadores, una información que se sube a la red para que todos los implicados sigan el proceso y reaccionen en caso de que surjan dificultades.

Al frente de todo ello se encuentra el Gobierno paquistaní, Unicef, la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, entre otras organizaciones.

De momento, Priya y sus miles de compañeros están ganando al virus y a los extremistas que se oponen a la vacunación a tiros, con 11 casos diagnosticados este año en suelo paquistaní, tras el récord de 306 en 2014.

En Karachi se ha dado un caso este año, frente a los siete de 2015 y los 23 de 2014.

Esta ciudad de más de 20 millones de habitantes y considerada la capital financiera del país es uno de los núcleos de la lucha contra la polio ya que recibe miles de inmigrantes del resto del país, especialmente de las zonas tribales del noroeste, epicentro de la enfermedad, e incluso de Afganistán, que van y vienen.

Y el virus va y viene con ellos: esta megaurbe bañada por el mar Arábigo es como un intercambiador de autobuses para el virus.

Para las autoridades es un conflicto bélico.

"Es una guerra para nosotros. Los recursos que necesitamos son los propios de un conflicto", dice el comisionado adjunto del distrito Este de Karachi, Asif Jan Siddiqui.

"Nuestro enemigo es el virus de la polio y todo lo que se interponga entre nosotros y el virus", asevera Siddiqui, máxima autoridad administrativa en el este de la ciudad, en un despacho que no tiene ventanas por motivos de seguridad.

La campaña contra la polio en Pakistán comenzó en 1994 y su avance chocó con la desconfianza de muchos paquistaníes que creen que vacunar es antislámico, provoca infertilidad o es una campaña de Occidente para acabar con los musulmanes.

Los talibanes comenzaron a asesinar a vacunadores un año después de que la CIA utilizase una falsa campaña de vacunación para identificar a Osama Bin Laden, asesinado en la ciudad paquistaní de Abbottabad por soldados estadounidenses en 2011.

Los insurgentes paralizaron las vacunaciones en la zona tribal de Waziristán del Norte y las autoridades se vieron obligadas a abandonar las grandes campañas en todo el país ante la violencia.

En Karachi los casos de polio pasaron de cero en 2012 a 23 en 2014, año en que se alcanzó el récord de 306 en todo el país.

Pero una operación militar que se puso en marcha en Karachi en 2013 mejoró las condiciones para las vacunaciones, y un año después una ofensiva del Ejército en Waziristán del Norte permitió vacunar a miles de niños desplazados por el conflicto.

A ello se suma, el apoyo de unos 2,000 líderes religiosos a la vacunación, convencidos por las organizaciones de la polio, y campañas de concienciación entre la población.

En 2015, los casos de polio en Karachi bajaron a 7 y a 54 en todo el país, una reducción del 82% respecto al año anterior.

Por primera vez en su historia, Pakistán atisba el fin de la polio.

"Si acabamos con la polio en Pakistán, acabamos con ella en todo el mundo", declaró el doctor Naheed Mustafa, del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.

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Escrito en: poliomelitis Polio

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Nunca antes estuvo el mundo tan cerca de eliminar la poliomielitis, que se transmite a través de comida o agua contaminada ingerida por niños menores de cinco años. (EFE)

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