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Los padres de familia de Oaxaca

JULIO FAESLER

Sin educación la riqueza material se esfuma, se desvanece por grande que ésta sea.

La educación es la única herencia de valor que podemos dejar a nuestros hijos. Por eso en cualquiera familia, y en cualquier país ocupa el primer lugar en importancia.

El 24 de mayo, los padres de los alumnos de la primaria Basilio Riojas de la ciudad de Oaxaca, acompañados de un notario, obligaron a la directora y docentes de la escuela a abrir los salones para que sus hijos recibieran clases. Los padres de familia habían tomado esa decisión el día anterior luego de advertir que si sus hijos continuaban sin clases podrían perder el año escolar. Planteado el retorno a clases los maestros parecieron aceptar, por lo que el día 25 alrededor de un centenar de alumnos, acompañados de sus padres, se presentaron a recibir clases conforme lo acordado.

Vale apuntar que, llegado el momento, los maestros, temerosos de represalias por parte de la Coordinadora, no quisieron cumplir su palabra. El plantón de la CNTE estaba instalado a apenas 50 metros del plantel. El presidente del Comité de Padres de Familia, Agustín Flores Ramírez, presionó a la directora, Precedes Fuentes García, para que se actuara conforme a lo pactado. La escuela se abrió y un notario público dio fe. Ningún representante del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca estuvo presente pese habérsele notificado de la situación.

La valiente actuación de los padres de familia merece el reconocimiento más enfático de todos nosotros. En las circunstancias de abusos y vandalismo prevaleciente sin control, su valentía demostró un extraordinario heroísmo cívico, no menos, por cierto la de los maestros que por fin, se animaron a responder positivamente a la insistencia que con todo derecho hacían los padres de familia. Este acto tendrá que repetirse una y otra vez hasta que termine la racha de rebeliones magisteriales encausadas por la CNTE que se niegan a acatar las reformas en el sistema de educación que el progreso del país exige.

El acto que comentamos reivindica el honor de los cientos de miles que forman el magisterio nacional, integrado en su mayoría, por personas que han entregado sus vidas a la enseñanza. La firmeza de la autoridad de seguir adelante en su programa de reforma educativa es de felicitarse y apoyarse. No es frecuente que el gobierno federal, y menos aun los estatales, se animen a contrariar reclamos populistas multitudinarios como los de la CNTE. Impera el miedo a los desórdenes organizados por líderes sin escrúpulos. Por años hemos sido testigos de esa cobardía oficial.

Afortunadamente son ya pocas las escuelas bloqueadas sin poder funcionar. En ellas toca a los padres de familia seguir el ejemplo de los de Oaxaca. En cuanto a los plantones en las calles y plazas de la Ciudad de México y otras poblaciones, si falla la persuasión, no hay que vacilar en usar la fuerza policiaca para desalojarlos como se hace en otros lugares del mundo.

La sensatez y organización de los padres de familia que abrieron los salones de clases y puso en la picota de la vergüenza a los maestros rebeldes, ya minoría, que se dejan manipular para fines políticos, en lugar de cumplir sus deberes escolares.

El episodio que comentamos fue ejemplar, en términos de valor cívico. La crónica del reportero Edwin Hernández de El Universal, que hemos citado, revela que está vivo el germen que creíamos dormido de la conciencia y sentido de responsabilidad ciudadana que no hace muchos años supo también vencer los abusos electorales del gobierno. Se trataba ahora de rescatar un claro mandato cívico secuestrado por el anarquismo antipatriótico, tan frecuentemente criminal de la CNTE.

Es necesario que se proceda a la máxima brevedad posible a llenar las plazas abandonadas por los marchistas de la Sección 22 que han sido cesados con los profesores de reemplazo ya disponibles que traerán nuevos ímpetus a nuestro magisterio.

No queremos ver que la Secretaría de Educación se doble ante la arbitrariedad. Un alto nivel de educación es tan imprescindible para un país como el espíritu progresista de cada uno de sus ciudadanos. Por esto la importancia de lo que sucedió en Oaxaca. La apertura de la escuela Basilio Rojas fue ejemplo para todo el país. La Reforma Educativa salvó la primera prueba. La democracia se activa con fuerza de carácter.

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