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La pica

La irresistible necesidad de ingerir lo no comestible

Foto: Ooduarere

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Carlos Montiel Valenzuela

Según la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de desórdenes mentales (DSM-V), la pica es un trastorno de la ingestión y de la cultura alimentaria que consiste en comer (o sólo lamer) objetos y sustancias no comestibles, por consecuencia, no nutritivas. Otros psicólogos la han catalogado como una perversión del apetito que conduce a la ingesta deseada de objetos y sustancias no comestibles.

También conocida como alotriofagia, la pica continúa siendo un misterio para los estudios médicos y psicológicos, debido a que no se conocen datos concretos de incidencia o los factores que conducen a este desorden. También se desconocen los índices de mortalidad, sin embargo, se conocen las causas de la misma con relación al síndrome.

A pesar de que ocasiona enfermedades y complicaciones en la salud, no es considerado como un trastorno independiente debido a que acompaña otras entidades de carácter natural o alteraciones psicológicas.

CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO Y CATEGORIZACIÓN

Con lo que respecta a la detección de este desorden del apetito como un trastorno, es necesario identificar ciertas características en el paciente potencial. Así lo enumera la Asociación Americana de Psiquiatría:

-La persistencia de ingerir objetos y sustancias no nutritivas y no comestibles en un período de al menos un mes.

-La ingesta de lo no comestible y no nutritivo a nivel individual. Esto menciona que al tratarse de una práctica cultural, la pica no existe como tal en la persona.

-Si el desorden del apetito ocurre en el contexto de otro padecimiento mental y además es considerablemente frecuente para la intervención clínica.

Tras cumplir con estos criterios de diagnóstico, mismos que son de carácter subjetivo debido de la naturaleza enigmática del desorden, entonces se evalúa a la persona para su intervención profesional de naturaleza psiquiátrica.

En relación con la categorización de la alotriofagia, encontramos una gran variedad de fagias que nos dirigen a un amplio espectro de pica, siempre y cuando se cumpla con los criterios antes mencionados.

La palabra fagia es un sufijo de origen griego que cumple con la función de estructurar los significados en relación a 'comer', que en conjunto con otra palabra etimológica se entiende como la acción voluntaria de ingerir dicho objeto o sustancia. A continuación enlistamos las fagias más recurrentes en el trastorno del apetito:

Geofagia: ingesta de tierra y arcilla

Xilofagia: ingesta de madera

Litofagia: ingesta de piedras

Cropofagia: ingesta de heces

Tricofagia: ingesta de pelo y cabello

Stachtofagia: ingesta de ceniza

Emetofagia: ingesta de vómito

LA EXCLUSIÓN CULTURAL

El hecho de condimentar alimentos con tierra, era algo común cuyo convencionalismo social refería a un apoyo digestivo pues se creía que absorbía elementos innecesarios para el organismo y por consecuencia ayudaba a desintoxicar el mismo.

Así pues, la ingesta de elementos no nutritivos sigue siendo un hábito cultural en ciertas partes de América, Europa y África, siendo la arcilla el elemento más popular como acompañamiento y complemento alimenticio.

A fuerza del entendimiento mutuo de dichas regiones, la ingesta de estos objetos y sustancias son una aprobación social que no puede ser clasificada como una alteración del apetito, sin embargo esto no quiere decir que hacerlo aporte algún beneficio a la salud, incluso podría ser peligroso.

Algunos aseguran que el comer ciertos objetos no nutritivos tiene un impacto relativamente positivo sobre la salud, como por ejemplo calmar malestares digestivos o la desintoxicación mediante la geofagia.

Aquí cabe hace mención a algunas actrices de Hollywood, como las estrellas juveniles Shailene Woodley y Zoe Kravitz, que apuntalan una tendencia que consiste en comer arcilla bajo el supuesto de que ayuda a desintoxicar el cuerpo y por ende a bajar de peso, no obstante especialistas han alertado de las consecuencias nocivas que esto puede tener en la salud.

Según se ha difundido ingerir arcilla puede ser perjudicial pues se corre el riesgo de que no haya sido tratada de la manera adecuada y contenga arsénico o plomo, elementos dañinos para la salud.

Se dice que en países subdesarrollados la ingesta de arcilla o tierra de cierta forma compensa la carencia de nutrientes como el zinc, sin embargo, en países desarrollados esta deficiencia nutrimental no existe, por lo que el consumo de estos elementos podría generar una saturación de metales en el organismo.

Según el diario ABC de España, se sabe que en el Siglo de Oro en España existía entre la nobleza la costumbre de consumir barro con objetivos tan disímiles como cuestionables; por un lado se creía que tenía efectos anticonceptivos, mientras que por otro se le asociaban con la fecundidad. La verdad es que provocaba una obstrucción intestinal que devenía en la interrupción del período menstrual, situación que a algunas les servía para evitar un embarazo pero que otras consideraban una manera de ampliar los días fértiles.

El consumo de barro entre las clases pudientes durante esta época también se relaciona con el aclaramiento de la piel hasta el tono blanco que empataba con el canon social de distinción, el peligro, sin embargo, radicaba en que llegara a afectar más de lo esperado al hígado, y el pretendido blanco mutara en un amarillo enfermizo, señala el diario.

SU NATURALEZA Y LA PSICOLOGÍA

Si bien es cierto que el síndrome y el trastorno son males que atañen al ser humano, la alotriofagia es una práctica no exclusiva del hombre y se encuentra en la fauna terrestre. Siendo los chimpancés y otros primates los más comunes en cuanto a la ingesta de objetos y sustancias no comestibles.

Asimismo, el ave considerada como la más inteligente de su especie, la urraca pica pica, también tiene el hábito de ingerir objetos no comestibles. De este peculiar animal, proviene el término 'pica' para referirse a este trastorno, acuñado por el médico francés Ambroise Paré.

Con respecto a la naturaleza humana y su relación con el síndrome, encontramos que es una práctica muy común en los infantes, el humano tiene la curiosidad en su naturaleza y es por eso que se considera sumamente normal el hecho de llevar objetos fuera de lo común a la boca. Estudios pedagógicos han conseguido establecer un marco de naturalidad en esta práctica, dejándola fuera de la anomalía entre los 18 y 24 meses de edad, pues se comprende la fijación del descubrimiento en la relación mano-boca, además de la inmensa curiosidad de exploración.

No obstante, adolescentes y adultos que padecen este síndrome expresan no una curiosidad, sino una necesidad incomprensible de ingerir esos objetos que están ahí y que a sabiendas de su naturaleza no nutritiva, les llaman para ser lamidos o ingeridos. Es en este punto donde se despega la naturaleza de lo patológico y se requiere intervención profesional.

Cabe añadir, que este deja de ser un trastorno y se convierte en un síndrome cuando se deriva del contexto de otra enfermedad mental mayor, una de la más popular que desenvuelve en síndrome de pica, es el retraso mental, pero como se mencionó anteriormente, se requiere una frecuencia considerable para que sea atendido como un trastorno independiente.

Por otra parte, gran cantidad de mujeres embarazadas han expresado la necesidad de lamer (en su mayoría) e incluso ingerir ciertos objetos para saciar un indescriptible impulso, la geofagia, es la modalidad de mayor incidencia en infantes y mujeres embarazadas. En hombres y mujeres en la adultez, aunque es más raro, el desorden del apetito no se descarta.

TERAPIA Y CONSECUENCIAS

En la mayoría de los casos se ha relacionado la falta de zinc y de hierro con esta necesidad incontrolable, así pues, tras un tratamiento que incluye la compensación de los metales, el síndrome de pica disminuye hasta desaparecer.

De ser renuente, se dirige a la persona con un profesional en materia de la conducta humana para tratar el padecimiento como una anomalía y poder actuar en consecuencia y con un enfoque más personalizado que permita al paciente una mejoría.

En lo que respecta a las consecuencias, podemos encontrar la intoxicación por metales pesados como el plomo, también es común la obstrucción intestinal y el daño al aparato digestivo; por esta razón, en muchos de los casos se requiere una cirugía que podría terminar en la muerte del paciente. Esto por complicaciones durante y después la cirugía o por daños irreparables en el organismo a nivel anatómico o fisiológico.

Tomando lo más importante, el síndrome de pica es un objeto de estudio con muchos misterios pues se sustenta en la subjetividad de la sociedad y debido a su naturaleza es un fenómeno cuyo entendimiento es mermado debido a la existencia de otros factores que no permiten dejar en claro las incidencias de la alotriofagia y la evolución de la misma.

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