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Plaza pública/La forma es fondo

Miguel Ángel Granados Chapa

Como secretario de Gobernación, Santiago Creel podría medirse con ventaja con no pocos de sus antecesores, porque eran impresentables y porque su misión consistía en mantener el control político en la sociedad, noción por completo ajena a la de favorecer la gobernabilidad democrática, que es la tarea que la retórica foxista presenta como suya. Pero inesperadamente, inútilmente, escogió para compararse con él, y aún para enmendarle la plana, al que más fácilmente lo excede, no obstante haber servido ese cargo durante menos tiempo que el propio Creel. Jesús Reyes Heroles, el antecesor aludido por el actual secretario, sobresale entre quienes han ejercido ese cargo por la claridad y sentido de la historia (de la pasada y de la que estaba por ocurrir), con que rigió su encomienda.

Hace una semana, Creel recompuso una parte de su propio Gabinete, y perdió la ocasión de quedarse callado. Agradeció a los familiares de sus colaboradores la paciencia que muestran ante la entrega que los funcionarios hacen a su “misión histórica”. Definió al Gobierno en que trabajan como “totalmente distinto, diferente, a los Gobiernos del pasado, no sólo en el estilo de los funcionarios, sino en el fondo”. Esa última palabra activó en su cerebro, supongo, la fórmula que acuñó Reyes Heroles. Y sin que viniera al caso, se declaró “insatisfecho” (aunque empleó el plural, quizá el nos mayestático) “con la vieja definición de un antecesor mío, de que la forma es el fondo. Ese era un juego de palabras que bien podía haber servido para las administraciones pasadas, cuando eran los magos de las formas. Los magos de esas formas simuladas, de democracia siempre a medias, de un don de lenguaje corriente que no podemos asumir en esta administración. Aquí el fondo es fondo, servicio público, honestidad, compromiso, lealtad. No a medias, no en las formas y sí en el fondo”.

El secretario Creel cita de oídas y, en consecuencia, dio a la expresión reyesheroliana un sentido diverso al que su antecesor le imprimió. Lejos de consagrar con ella la simulación, el anteponer la apariencia a la sustancia, Reyes Heroles recomendó de esa manera la práctica de la urbanidad política, que “es requisito para la convivencia pacífica”. Al tomar posesión de la presidencia nacional del PRI, el 21 de febrero de 1972, Reyes Heroles tendió la mano a la oposición, para deslindarse de los excesos verbales de su predecesor, Manuel Sánchez Vite, que solía insultar a los dirigentes panistas. A cambio, el nuevo dirigente priísta anunció: “Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente la forma es fondo”.

Al citarlo con descuido, y zahiriéndolo sin necesidad, Creel hizo oportuno recordar ese credo y esa actitud de su antecesor, que en menos de treinta meses en Bucareli emprendió un cambio institucional y político (acorde con sus palabras de 1972) de mucho mayor alcance y profundidad que el intentado por Creel en sus cuarenta y ocho meses, que hoy se cumplen, no obstante que el propósito de la alianza que llevó a Fox a la Presidencia invocaba precisamente el cambio, y la sociedad estaba dispuesta a realizarlo.

Pero no es propósito de estas líneas señalar un gazapo del secretario de Gobernación ni mucho menos emitir una señal de añoranza por el pasado priísta. Aclaro de modo inequívoco que prefiero a Creel en Bucareli que a cualquier secretario de Gobernación que hubiera designado Francisco Labastida en caso de triunfar o el que Madrazo nombre en la funesta eventualidad de su victoria en el 2006. Pero las palabras del ex consejero ciudadano resultaron por completo incongruentes con los hechos en cuyo marco fueron pronunciadas.

Otro modo de entender la sentencia de Reyes Heroles es como una recomendación a cuidar el rigor formal y aún la apariencia, para que no diga lo contrario de la sustancia. El acto en que habló Creel era la toma de posesión del nuevo subsecretario de asuntos jurídicos, Arturo Chávez Chávez. Procurador de justicia de Chihuahua de 1996 a 1998, el nuevo subsecretario comenzó este sexenio, como entonces, al lado de Francisco Barrio, que en la Secodam le encomendó la contraloría de Gobernación. No se ve bien, quizá no está bien, que el vigilante pase a ser parte del órgano vigilado. Pero no es eso todo. Como todos los funcionarios relacionados con la procuración de justicia en aquella entidad, Chávez Chávez ha sido llamado a declarar ante la fiscal especial María Urbina, que realiza las investigaciones en torno a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. No puede decirse que Chávez Chávez esté bajo sospecha, pero sí forma parte de averiguaciones ministeriales, que su nuevo rango entorpecerá. Se hará difícil saber qué hizo al frente del Ministerio Público.

Por otro lado, en aquel acto se dió posesión a tres jefes de unidad administrativa traídos de Aguascalientes por el subsecretario de Gobernación Felipe González que horas después incurriría en un acto de ilegalidad, pues fue simultáneamente gobernador de aquel Estado y segundo en Bucareli. Sin siquiera ir a su terruño, olvidado de que “en política, frecuentemente la forma es fondo”, González dió por concluido el permiso de noventa días que le permitió aceptar la invitación de Fox, y solicitó uno nuevo, por seis días, que vence precisamente hoy, cuando también termina su Gobierno. En el tránsito de un permiso a otro debió reasumir así fuera por minutos el poder Ejecutivo, pues la licencia era improrrogable.

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