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'Agresión empezó antes del juego'

Las agresiones pasaron de los insultos a los golpes el sábado pasado en el interior del estadio Corona, en una situación que rebasó a la seguridad del inmueble. (Agencia Reforma)

Las agresiones pasaron de los insultos a los golpes el sábado pasado en el interior del estadio Corona, en una situación que rebasó a la seguridad del inmueble. (Agencia Reforma)

EDUARDO SEPÚLVEDA

"Desde las 5:30 p.m. que llegué al estadio, en el estacionamiento 6, ya se habían suscitado enfrentamientos entre aficionados de tigres y santistas", recuerda Roberto Rivas, fiel seguidor de los Guerreros desde hace muchos años.

"No hablo de las barras o porras, eran aficionados comunes. Incluso llegaron a los golpes. 'No ma... estaba bien pin... marrana esa de Santos, por eso no le entré, le dijo una aficionada tigre a sus compañeros de viaje ahí, en el estacionamiento 6. Esa fue la tónica hasta las 6:40 p.m. que ingresé al inmueble".

Para Rivas, ir al estadio en cada partido de Santos significa todo un ritual, la oportunidad de ver a los amigos con los que ha compartido grandes momentos, entre alegrías y tristezas. Y en más de 20 años de asistir a los juegos de su equipo, nunca había visto nada igual.

"Desde las 5:30 p.m. se sabía que 'algo' iba a pasar, pero no imaginé que fuera a ser tan grande".

"No somos una barra, es más, creo que ni siquiera somos una porra. Somos un grupo de amigos, aproximadamente unos 20, que nos juntamos en cada partido a apoyar a nuestro equipo", secunda Arturo González, compañero de Roberto, éste último, integrante de la porra Sol Plateas, describe cómo fue la llegada de la afición visitante al inmueble lagunero.

Cuenta que dejaron los camiones en la entrada a Ampliación Senderos y de ahí los policías se los llevaron caminando camión por camión al estadio, unos 800 metros.

En ese trayecto, se topaban con aficionados santistas, en su mayoría familias, cruzaban los estacionamientos 8 y 6 hasta llegar a la puerta Sur de la sección Oriente, mientras provocaban a las familias que estaban en esa zona. Les repetían sus gritos de: "tuneros", "tierrosos" y "ya llegó papá".

"Por cada 45 'tigres' los acompañaban 16 elementos de seguridad, desde el camión estacionado hasta el acceso al estadio".

Rivas y sus amigos ingresaron a La Casa del Dolor Ajeno a las 6:40 de la tarde y de lo primero que pudieron percatarse fue de que la afición felina tenía menos elementos de seguridad a su alrededor que las barras locales, La Tribu y La Komún. "Desde ahí se veía que era cuestión de tiempo para que los Libres y Lokos iniciaran el descontrol".

A partir de entonces, ocurrieron varios conflictos en esa zona, hasta cierto punto "normales" en esta clase de partidos, en los que se alberga tanta pasión.

Una vez concluido el encuentro, según describen varios santistas que estaba cerca de la porra visitante, la seguridad no comenzó el desalojo de la porra visitante como en otras ocasiones.

"Pasaron 5 minutos terminado el partido y se empezó a generar el ambiente tenso que, mezclado con la frustración de los regios, detonó todo", dice Rivas.

Los integrantes de la barra Libres y Lokos entonces fueron replegando a los aficionados santistas que se ubicaban en la terraza sur, desde la puerta hasta la altura de la pantalla gigante.

En su camino golpearon a hombres, mujeres y niños por igual. Se trata de una zona habitualmente ocupada por aficionados comunes, ajenos a porras organizadas o barras. Incluso, por ahí se ubican espacios para personas de capacidades diferentes. Las porras locales se ubican en el otro extremo del estadio.

"La afición de esa cabecera tuvo que defenderse y hacerle frente a esta 'barra' carente de educación, moral, lógica y muchas cosas más que se aprenden en casa", plantea Rivas.

Como se puede ver en los distintos videos que han circulado desde el sábado en las redes sociales, y como corroboran los aficionados entrevistados por este medio, casi ningún miembro de Policía Municipal o de la seguridad privada ayudaron a los aficionados santistas.

"Esa seguridad privada que intimida y hace que hasta los niños tiren las semillas al entrar al estadio se hizo 'ojo de hormiga'", recuerda un aficionado con coraje.

"Siento que la directiva local tiene total responsabilidad en lo ocurrido el sábado. No hubo una logística, ni se cumplió con un protocolo de seguridad".

El caos reinó en el estadio y sus alrededores hasta las 9:30 de la noche. Afuera de la puerta sur de la sección Oriente estaban unos 40 elementos de Seguridad Pública resguardando el acceso. "Creo que ya no había necesidad; ya la monumental trifulca había terminado".

A Rivas y el resto de santistas que buscaban les negaron la salida. "No te dejaban salir por esa puerta, te hacían caminar hasta la otra puerta debajo de la megapantalla del mismo lado sur. Y ahí veías todo lo que quedó de ese huracán de puñetazos y patadas; botes de basura destruidos, basura regada por todos lados, barriles de cerveza abollados, playeras rotas, cachuchas pisoteadas, huaraches... un desorden total".

Cuando al fin pudieron salir del estadio, los aficionados buscaron sus autos en los estacionamientos. Rivas encontró su unidad en perfecto estado, no así decenas de personas que se llevaron una desagradable sorpresa; cristales rotos y puertas abolladas.

A las 9:45 de la noche aún se les negó la salida a los aficionados del estacionamiento; estaba cerrado para evitar algún brote de violencia sobre la antigua carretera a San Pedro.

"Cuando por fin pude salir, a las 10:10 p.m., observé más carros afectados y una gran cantidad de piedras regadas sobre la carretera. En lo personal, este tipo de situaciones me ponen mal, me 'agüitan', y ya no disfruto la victoria como se debería.

"No pienso dejar la tradición de ir al estadio con mis hermanos de grada, la banda de Sol Plateas, pero sí exigimos más garantías para los asistentes. Sobre todo para los niños y mujeres".

Cuestionan 'protocolo'

A Iván Olivares sólo le falta el estadio Caliente de Tijuana para decir que conoce todos los escenarios de Primera División del futbol mexicano. En su andar, le ha tocado todo tipo de tratos cuando apoya al Santos Laguna fuera de casa.

"En muchos estadios, la logística es diferente, en algunos lados te sacan 15 minutos antes de finalizar, en otros te dejan todo el partido y al finalizar te sacan primero a ti como visitantes antes que los aficionados locales", dice.

"Tengo entendido que a las porras visitantes aquí en Torreón se les resguarda en un lugar antes de llevarlas al estadio, pero sería bueno que esos camiones entraran al estacionamiento, se pegaran a la puerta por donde van a entrar los visitantes y con una malla de seguridad sean llevados desde que bajan del camión hasta su lugar. Al finalizar, que se repita la operación; meter el camión hasta la puerta", dice en torno a los sucesos del sábado pasado.

"Entiendo que a veces no es fácil controlar a tanta gente, pero ése ya sería el tema de cuánto porcentaje se le vende de boletos al visitante", concluye.

22

PERSONAS

Fueron detenidas tras la bronca del sábado; 18 recibieron dos meses de prisión preventiva.

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