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Psicomentarios / Traumas Infantiles

Coty Guerra

Para comprender los problemas del niño es necesario entender y conocer cuál ha sido su desarrollo, tomando en cuenta, sobre todo, las actitudes de los padres. Sus alteraciones dependen de las influencias morbógenas y las propensiones inherentes a su dotación genética. Los niños sienten angustia y la experimentan como sentimientos de aprensión e inseguridad, o como fobias y temores. Suele perder el apetito, llorar, vomitar, fobia a la oscuridad, a los animales o a la soledad.

A partir de los cuatro años se pueden presentar las neurosis obsesivas por padres rígidos y castrantes. Estas neurosis pueden ser transitivas o fijas, según el caso. Otras manifestaciones de angustia son los espasmos de la glotis, los berrinches, los temores nocturnos, el sonambulismo, que se da en niños emotivos o imaginativos, y se considera como una manifestación precoz de la histeria.

Los traumas infantiles pueden generar las siguientes manifestaciones:

Tartamudez: El bloqueo espasmódico que dificulta la emisión de sonidos. Se puede limitar a la articulación de sílabas iniciales, de algunas palabras o frases, la total imposibilidad de hablar, o en la compulsión de repetir la primera sílaba inicial de alguna palabra (b, d, s, t). Se acompaña de gestos, sacudidas de cabeza y movimientos corporales.

Comerse las uñas: Se da en uno de cada cuatro infantes y alcanza mayor intensidad en la adolescencia. Se acentúa en situaciones de preocupación o de tensión para descargar energía sobrante. Estos niños tienen dificultad para exteriorizar la hostilidad y la manejan intrapunitiva (se autocastigan).

Enuresis: Emisión involuntaria de orina después de los tres años de edad, ya sea diurna o nocturna. Es más frecuente en varones y puede declinar hasta los 16 años. Se presenta como conducta aislada o asociada con otras psicopatologías. Si se descarta físicamente el retraso en la madurez de la micción, se considera una expresión inconsciente de hostilidad, la búsqueda de ayuda o una señal de erotismo infantil.

Encopresis: Es la emisión involuntaria de materia fecal, diurna o nocturna. Se da cuando el trauma infantil es más profundo.

Anorexia: El rechazo de cualquier alimento, o específicamente alguno importante, como sería la leche. La falta de apetito se acompaña de otros trastornos de conducta.

Tics: Son las contracciones o espasmos intermitentes e involuntarios de grupos musculares limitados: parpadeo, contracción de boca, contracciones faciales, sonidos, etc. Es síntoma único. Se da entre los cuatro y los 16 años. Si no es secuela de una enfermedad, como la corea, puede ser un factor constitucional. Es un intento de reducir la tensión interna.

Conducta antisocial: Se manifiesta por rebeldías, robos, pleitos, el contar mentiras. Generalmente son niños egoístas, muy demandantes y desconsiderados con las personas que los rodean. Tienen dificultad para relacionarse con otros niños y esto hace que se aíslen aún más. No se debe corregir con castigos severos, porque eso acentúa más la problemática. Autoafirmación y rebeldía.

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