Como último destino de su visita a México, el Papa Francisco aterrizó esta mañana en Ciudad Juárez, Chihuahua.
A sólo cinco minutos de las 11:00 horas del Centro de México, el avión de Aeroméxico que transporta al pontífice y a su comitiva llegó a la ciudad fronteriza, donde lo esperan miles de fieles con pañuelos blancos, con el Cielito Lindo de fondo.
En las instalaciones de la antigua Feria de la ciudad, miles de fieles que esperan la misa del obispo de Roma han seguido la llegada y celebraron el arribo del pontífice con gritos de "¡Francisco ya eres mexicano!".
Jorge Mario Bergoglio descendió de la aeronave a las 11:10 horas y tras los primeros saludos con autoridades religiosas y civiles, besó y bendijo a varias niños, quienes le entregaron rodas blancas.
Luego saludó de lejos a las personas que se ubicaban en gradas instaladas en el lugar, mientras se escuchaban una orquesta y un coro cantando el “Himno a la alegría”, tras lo cual subió a un papamóvil.
El pie de la escalinata, el su santidad recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde Javier González Mocken. Le regaló además la réplica de la Paloma de la Esperanza, ambas hechas por el escultor Pedro Francisco Rodríguez.
Minutos después arribó al Centro de Readaptación Social (Cereso) número 3, donde ha saludado a fieles y funcionarios. Se prevé que se reúna en el lugar con unos 700 internos, incluidas 250 mujeres.
Antes de encabezar una oración, expresó su deseo de que "cada uno con la bendición de la Virgen y contemplando la fragilidad de Jesús, sepan sembrar semillas de esperanza y de resurrección".
Reclusos lo reciben con música, cantando y tocando sus instrumentos.
La interna Evelia Quintana Molina en su intervención expresó su honor por ser la elegida para dirigirse al Papa en representación de “los miles de hombres que por error o malas decisiones del pasado nos trajeron a este lugar”.
"La mayoría de nosotros tenemos esperanza de la redención y es en estos lugares donde se pone a prueba la fe y la fortaleza de tu espíritu", describió la cárcel como un lugar en el que "compartes la mesa con extraños y donde todos somos iguales así como lo somos ante los ojos de Dios".
Aseveró que el paso por la prisión no significa que "todo ha terminado, sólo es una pausa en nuestras vidas".
"Esta experiencia nos convierte en seres pacientes y perseverantes. Trabajemos en nosotros mismos", expresó Evelia.
Después del mensaje, el Papa saluda a 20 mujeres y 30 hombres elegidos por su buena conducta, quienes le entregan obsequios.
"Hoy junto a ustedes y con ustedes quiero reafirmar una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa, la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra. No hay espacio donde su misericordia no pueda llegar", expresó el Papa al iniciar su intervención.
Criticó que "tenemos varias décadas pérdidas pensando que todo se resuelve aislando, apartando, sacando los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan los problemas".
— Papa Francisco
Aseguró que "el problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir" y resaltó la importancia de un sistema de salud social.
Señaló que a veces pareciera que las cárceles se proponen a capacitar a las personas a seguir cometiendo delitos, más que a promover los principios de la reinserción.
Antes de finalizar pidió hacer una oración en silencio, y llamó a que además de sus motivos, lo hicieran para "poder perdonar a la sociedad que no supo ayudarnos y que tantas veces nos empujó a los errores".
El Papa Francisco ingresó al Centro Penitenciario No. 3 de Ciudad Juárez. (ESPECIAL)