EFE
LOS ÁNGELES, EU.- The Polar Express, la historia del mágico tren del cuento de Chris van Allsburg, ha llegado a los cines de Estados Unidos con Tom Hanks y una pléyade de personajes animados, pero con menos empuje del esperado.
Sólo los ingresos de la taquilla estadounidense durante el fin de semana confirmarán las sospechas, pero la llegada de este filme animado a 3,650 pantallas el pasado miércoles ha tenido una acogida más fría que los paisajes polares que muestra.
Hasta el momento, sus ingresos no superan los 2.6 millones de dólares, una cifra que palidece frente a los 4.5 millones de dólares obtenidos en esos mismos días por su directo rival en animación, The Incredibles.
La acogida de la crítica hacia el experimento técnico acometido por Robert Zemeckis en The Polar Express ha sido igual de gélida.
?Un viaje ruidoso y lleno de baches?, titula la crítica de Los Angeles Times. The New York Times y Variety van a la yugular y subrayan la falta de imaginación de la película.
?La película no ha logrado convertir un cuento de 32 páginas que se lee en unos minutos en un largometraje de hora y media?, insiste en su crítica The New York Times sobre esta historia de un niño que pone en duda la existencia de Santa Claus.
The Polar Express no se puede quejar de falta de medios, con un presupuesto de 170 millones de dólares al que hay que sumar otros 125 millones de dólares que los estudios Warner Bros. han invertido en su promoción y publicidad.
Además, la película se apoya en una tecnología bautizada como ?captura de interpretación?, un paso más allá de la llamada ?captura de movimientos? que dio vida a Golum en El Señor de los Anillos.
En una incesante campaña publicitaria, Zemeckis ha dicho tener lo mejor de todos los mundos, con una tecnología que le ha permitido recrear la magia de este popular cuento infantil y preservar el talento de un actor como Tom Hanks, que interpreta un total de cinco papeles en la cinta.
Interpretar es la palabra correcta, dado que en The Polar Express Hanks va más allá de prestar su voz a unos personajes creados por los animadores, como fue el caso de Toy Story.
En este nuevo estreno son sus movimientos, sus expresiones, sus interpretaciones... las que quedan reflejadas en la pantalla.
Hanks es al mismo tiempo el protagonista, un niño de unos ocho años, además de su padre, el revisor del tren, un vagabundo fantasmagórico y, por supuesto, Santa Claus.
Hanks también es el mayor defensor de una película que puso en marcha, adquiriendo los derechos del libro y sugiriendo a Zemeckis su realización.
?¿Cuántas veces se te presenta la oportunidad de interpretar a un niño de 8 años viajando al Polo Norte cuando has pasado de los 40? Eso no me lo ofrecían ni cuando tenía 20?, señaló Hanks, de 48 años, para subrayar el mágico realismo de este proyecto.
Le llueven las críticas
The Polar Express, un realismo animado nunca antes conseguido con tanto detalle, pero que a juzgar por la acogida no ha podido competir con la realidad de mentiras de otros mundos recreados en animación como el de The Incredibles o cualquiera de las películas de Pixar.
?No porque la tecnología esté disponible quiere decir que ese sea el camino a seguir. Yo me quedo con la realidad estilizada de Pixar?, confirmó el animador español Rodrigo Blaas, parte del equipo de los estudios Pixar.
Su opinión se puede considerar partidista a juzgar por el estudio en el que trabaja, pero es una idea generalizada en los foros de internet, donde The Polar Express ha sido descrita como ?una perfecta película de zombis?, con personajes realistas pero sin vida.
Otro tipo de foro alejado del fanatismo de los animadores, como es el mercado bursátil de Wall Street, parece coincidir con estas preferencias.
Las acciones de Pixar alcanzaron hoy un punto histórico, con una subida de más de 5%, a 85.99 dólares.
Es el valor más elevado en los nueve años de vida bursátil de Pixar, animado por los 70.7 millones de dólares conseguidos la semana pasada con el estreno de The Incredibles y que no demuestra ningún signo de flaqueza ante la llegada a las pantallas de The Polar Express.
