"En el mundo de las especialidades, también lo es el de la supervivencia"
Actualmente el buen periodista es quien tiene que ir a donde están los lectores, no esperarlos, porque el espacio que va quedando entre el hombre enterado, actualizado y bien informado ante el que sólo oía o veía las notas aisladas, se acota. Este es un ambiente donde los medios ocupan el espectro general no solamente de la noticia, del suceso, sino son conductores ideales para minimizar detalles o para agrandar escándalos, lo que tiene el acelerante de la proliferación empresarial, con una tremenda competencia.
El bombardeo comienza con el día en la radio, la tv y los diarios y si bien antes podrías escoger para tener la música del gusto, hoy debes elegir entre los espacios noticiosos que te acomoden o te simpaticen más, de tan saturado que está el aire radial y televisivo. Y los periódicos pueden ser observados en una lucha por el cambio y por las ideas que los salven de la crisis económica que se vive, con la ausencia de la publicidad o con la baja creciente de anunciantes, lo cual se nota con el adelgazamiento del cuerpo del diario y las bajas del personal, en medidas frías y dolorosas pero necesarias.
Es el mundo de hoy, nuestra realidad total. Si antes la perspectiva apuntaba hacia elevar los niveles de calidad, hoy en aras de la supervivencia se sacrifica lo que antes era distinción y sello de muchas publicaciones. Este efecto, tiene daños colaterales pues aumenta la adrenalina de los reporteros, obligados a buscar notas que los destaquen del resto, en un mundo de una gran competencia, donde no siempre la veracidad es ganadora.
Esto conlleva que cada detalle sea agrandado en pro de aparecer mejor que el otro, es una lucha sin cuartel entre los que están fuera de los negocios y solamente cumplen con su labor informativa y batallan por ella con uñas y dientes pero los medios que están inmersos en el rating y que reciben cuantiosa participación de los patrocinadores, como las televisoras en el futbol local y sobre todo en la selección, se vuelven especialistas en taponar heridas tan visibles por todos, con esfuerzos que a veces no logran convencer a un pueblo ya bien informado, capacitado para analizar y sobre todo, nada iluso.
Algunos comentaristas hasta olvidan que su auditorio es pensante. En las pasadas Copas, si alguien daba detalles interesantes, estudiados previamente, el resto acusaba: "hizo la tarea", cuando el otro tipo solamente estaba cumpliendo una acción común y absolutamente básica en un profesional. Esa distorsión, ese acento en matizar ignorancias y de no aplaudir detalles profesionales nos muestra que nos alejamos de realidades que debieran, a ellos, claro, avergonzar.
