La noche del viernes 31 de julio fueron encontrados los cuerpos sin vida de cinco personas en la colonia Narvarte de la delegación Benito Juárez, en el Distrito Federal. De acuerdo a las primeras investigaciones, los cinco cuerpos presentan huellas de tortura y el tiro de gracia. Aunque la identificación de los cadáveres continúa, se sabe que una de las víctimas es el periodista gráfico Rubén Espinosa, de 31 años de edad, colaborador del semanario Proceso, de la agencia Cuartoscuro y de AVC Noticias. Todas las demás son mujeres. Dos de ellas son Nadia Vera, de 32 años, promotora cultural y activista, y Yesenia Quiroz, de 18 años, estudiante de belleza originaria de Baja California, según versiones extraoficiales que circularon el fin de semana. Las otras dos no han sido identificadas, pero se habla que una de ellas tenía 40 años, era empleada doméstica y originaria del Estado de México, mientras que la última contaba 29 años y era de nacionalidad colombiana.
Este asesinato múltiple se suma a la negra lista de más de 9,000 homicidios dolosos registrados en lo que va del año en México y a los más de 43,000 del sexenio, y como tal resulta condenable. Al igual que los miles de homicidios más, las autoridades están obligadas a investigar, esclarecer los hechos y castigar a los responsable. Pero este caso adquiere otro cariz por varias circunstancias que vale la pena analizar y que tienen que ver con la libertad de expresión y la vulnerabilidad no sólo de quienes ejercen el periodismo, sino de los ciudadanos que deciden tomar parte de la lucha por los derechos humanos o cualquier otra causa social. La vulnerabilidad, al final de cuentas, es de la sociedad en su conjunto.
I. Hasta junio pasado, Rubén Espinosa vivía en Veracruz desde hace 8 años, en donde ejercía el fotoperiodismo. Se especializaba en la cobertura de movimientos sociales y había manifestado una postura abierta contra las agresiones a periodistas en Veracruz. Debido a las amenazas y el hostigamiento, Rubén decidió salir del estado para irse a vivir al DF, prácticamente huyendo. Él había alertado de su situación a la oficina en México de la organización internacional Artículo 19 y al Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York. La última vez que sus familiares recibieron noticias de él fue el viernes a las 2:00 pm. Al día siguiente fueron a la morgue a identificar su cuerpo.
II. Nadia Vera, originaria de Chiapas, pero egresada de una universidad de Xalapa, se dedicaba a la promoción cultural y trabajaba como productora general del Festival Internacional Cuatro x Cuatro / Arte Escénico Contemporáneo. Además era conocida por su activismo contra el gobierno del estado de Veracruz encabezado por el priista Javier Duarte. Constancia de ello son dos entrevistas que circulan en redes sociales en donde Nadia critica al gobernador por "no hacer nada" frente a las agresiones constantes que sufren los periodistas en dicha entidad. Nadia fue encontrada sin vida junto a Rubén, con huellas de violencia y un disparo en la cabeza.
III. Veracruz es el estado con mayor número de periodistas asesinados en los últimos años y las cifras de agresiones lo ubican como el sitio más peligroso para el ejercicio del oficio en toda América Latina. De 2000 a la fecha se han registrado en México 88 homicidios de periodistas, de los cuales 15 (el 17 por ciento) han ocurrido en Veracruz. Al respecto, Artículo 19 dijo el sábado a través de un comunicado que "el homicidio de Espinosa vuelve a poner en el centro la situación de Veracruz y la negligencia de las autoridades para brindar protección a los periodistas". Y entre 2012 y 2014, un total de 32 defensores de Derechos Humanos fueron asesinados en México, y Veracruz ocupa el tercer lugar por número de casos.
IV. Frente a la inoperancia de las autoridades, asociaciones defensoras de la libertad de expresión y de periodistas han empujado al Estado mexicano a la creación de protocolos de protección y reacción inmediata ante las agresiones a la Prensa. No obstante, dichos protocolos no funcionan. El portal Animal Político reveló la semana pasada, dos días antes del multihomicidio de la colonia Narvarte, que el Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en México opera con botones de pánico sin señal, teléfonos que nadie contesta, patrullajes inexistentes, cámaras de videovigilancia sin instalar e investigaciones archivadas.
V. Artículo 19 considera que el asesinato de Rubén Espinosa representa "un nuevo hito en la violencia contra la prensa en México", porque "es la primera vez que un periodista desplazado internamente es asesinado en el Distrito Federal". Y preocupa a la organización que aún cuando la situación de Espinosa era conocida públicamente, ninguna autoridad encargada de la protección de periodistas hizo algo al respecto. Por otra parte, también preocupa a la asociación que el DF haya dejado de ser el refugio seguro de periodistas y defensores de derechos humanos perseguidos.
No es que la vida de un periodista o un activista social valga más que la de otro ser humano. No. El asunto de fondo tiene que ver con la libertad de expresión y de manifestación de cualquier persona en este país. Un país en el que se puede asesinar con total impunidad a una persona por lo que escribe, dice o expone, es un país que no puede llamarse democrático. La libertad de expresión y de manifestación no es una prerrogativa exclusiva de un gremio, sino un derecho de la sociedad en su conjunto. Bajo este contexto, el crimen de la colonia Narvarte debe ser esclarecido y el Estado mexicano debe garantizar la seguridad de quienes hacen uso de sus derechos de libre expresión y manifestación, así como de la población en su conjunto.
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