Columnas Social

ENSAYO SOBRE LA CULTURA

NUESTRA TORPE EDUCACIÓN

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Educar, ¿para qué? Sabemos que en este período se extendieron los días hábiles de estudios, puesto que existía un clamor general que suponía muchas vacaciones. La manera política de resolver el problema fue aumentar los días de clase; supuestamente, existirían mayores contenidos, aunque esto lo podemos poner en duda, ya que la Secretaría de Educación no ha informado nada sobre esto y además, a las pruebas nos remitimos, nos quejamos del bajo nivel académico de quienes imparten la educación, lo que demuestra, a su vez, el desinterés de los propios maestros por el conocimiento.

Otra de las cosas a resolver es el objetivo de la educación. Con el tiempo, se ha vuelto práctica, dirigida a la producción, a la satisfacción de los bienes materiales y a la producción de riqueza personal, pensando que con ello se produce la felicidad. Los libros de superación personal, que pretenden ser la filosofía de nuestro tiempo, ha impactado en los patrones éticos de comportamiento imponiendo que el ser se dignifica con el tener, lo cual reduce al hombre a poseedor de cosas para alimentar una economía basado en el consumo de lo superfluo. Más que buscar la dignificación de la vida humana, nos conforman con lo superfluo, tan es así que uno de los negocios principales de nuestro tiempo es la venta de celulares que año con año los reforman para que el consumidor cambie el viejo por el nuevo que lo entretiene más; todas las consecuencias sociales que el uso de estos aparatos significa en detrimento de la convivencia y del desarrollo de las capacidades intelectuales. Ya existen muchos estudios sobre el tema.

La panacea de las tablets y demás se reduce a los jueguitos y a la reproducción de mensajes que entretienen y hasta ahí o que explotan el morbo. Estoy de acuerdo que también han liberado la libre opinión de los individuos, con los riesgos y virtudes que esto representa, pero más que nada, esto me parece un gran fetichismo en donde si no lo tienes no eres nadie.

¿Podemos reducir al hombre a esto? Creo que somos algo más. La escuela, en la actualidad, le ha dado por eliminar la ética, por un lado, o el civismo como le llamábamos antes, y las artes o los conocimientos de cultura general por considerarlos inútiles. Afortunadamente, se han abierto muchas escuelas y talleres de este tipo donde los jóvenes pueden encaminar su vocación. La pregunta es, al sistema educativo mexicano, ¿qué propósito tiene? Leer, escribir, contar, es todo el requerimiento para vivir, ¿de dónde sale la influencia que haga surgir mi interés en los temas de historia, de arte, de todo tipo de conocimiento? ¿De dónde sale la influencia para que el mundo de los jóvenes sea algo más que emborracharse o de tener sexo? No sé de donde porque la oferta educativa no les promueve el viaje y en cambio sí fomenta que ahora todo mundo crea traer en sus manos el cerebro y toda la información que el mundo hay por poderse conectar al internet.

Si nos fijamos bien, el uso del lenguaje, gracias a nuestra televisión y al uso de las redes sociales, se ha venido deteriorando. Cada vez utilizamos menos palabras para expresarnos, y nos creemos educados. Independientemente de la clase social, la música de consumo rápido se ha impuesto, el rock comercial, la tambora, los narcocorridos andan de moda, porque es lo fácil de vender (y a pesar de ello, en Torreón y en la República, es alentador ver que los jóvenes se inclinan por los estudios de música serios y que existen instituciones que los apoyan). De pintura y escultura hay menos referencias, y somos incapaces de entender las expresiones modernas.

El hombre, aparte de tener necesidades corporales, las tiene emotivas, intelectuales, estéticas, altruistas. Si el mundo está como está es porque hemos errado el camino y ahora es cuando se necesita la proposición de nuevas rutas para enfrentarnos al futuro.

Pero ya sabemos en la guerra de infiernitos en los que nos han metido los maestros de cierto sindicato con nuestras autoridades educativas que más que nada son políticos. Seguiremos mal, sin rumbo, consumiendo celulares.

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