"Si quieres llegar a viejo, necesitas no morirte", dice entre broma y serio un dizque refrán inventado por algún desocupado que se sintió entrado en la edad avanzada. La palabra viejo viene del latín vetulus, pero aparte de referirse a una persona de muchos años, el adjetivo puede volverse sustantivo y señalar a un amigazo o usarse como los argentinos, que con todo cariño le dicen vieja a su mamá, -a la mamá de los argentinos, ¡claro!-.
Una de las formas más convincentes de darse cuenta que se está haciendo uno viejo es ver los noticieros de la televisión, porque -al menos yo- automáticamente recuerdo los noticieros de nuestros tiempos y no puedo evitar hacer comparaciones. Nuestros hijos y nietos ahora han de leer en sus libros de historia lo que nosotros escuchábamos en los tele noticieros.
Nosotros, los que ya somos "caballeros de las siete décadas", vivimos por ejemplo la época de los secuestros aéreos, cuando se hizo popular la frase "¡Lléveme a Cuba!", que decía un tipo loco que amenazaba diciendo que traía una bomba, cuando el avión estaba acabando de despegar y nos dejaban con el susirio de saber qué pasó cuando el sujeto descendió en Cuba. Lo metieron a la cárcel, lo soltaron, lo llevaron ante Fidel Castro, ¿o qué? ¡Quién sabe!
Vivimos también la época en que asesinaron a Martin Luther King, época en que había protestas estudiantiles por todos lados, cuando le dieron chicharrón a Robert Kennedy y vimos las Olimpiadas en que los ganadores de medallas levantaban el puño con guante negro diciendo que aquello era Black Power.
Con asombro, vimos en la tele como el hombre llegaba a la luna, asombro que luego se convirtió en escepticismo cuando se esparció el rumor de que todo aquello había sido un gran teatro dotado con una impresionante escenografía.
Nosotros vivimos el primer implante de un corazón artificial y leímos en la prensa internacional cuando Ted Kennedy se emborrachó y cayó con todo y carro en Chappaquickdick. (Si no me equivoco, así se llamaba la isla donde cayó).
Nos escandalizamos cuando supimos del festival de Woodstock y cuando mataron a Sharon Tate y hasta nos aprendimos el nombre de su asesino, el tenebroso Charles Manson.
Vivimos el surgimiento de Los Beatles y luego la tragedia de que se separaran, así como la muerte de Janis Joplin y de Jimmy Hendrix por "pegarle" a la droga con loco abandono. Entonces, Jim Morrison se nos fue y The Doors comenzaron a ser leyenda.
La muerte de Nikita Kruschev, la epopeya de los sobrevivientes de Los Andes que se almorzaron a sus compañeros, las siete medallas olímpicas de Mark Spitz.
Nosotros recordamos todos esos y otros muchos sucesos porque los vivimos en su momento, con los detalles que a diario presentaban los periódicos y los noticieros de radio y de televisión.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Catalina López dice que vio una nota en los periódicos donde decía que un tipo le disparó a otro "a mansalva" y pregunta qué significa eso de "a mansalva".
RESPUESTA:
"A mansalva" significa "a mano salva", o sea, que el de la mano que dispara está protegido. En general, se dice "le disparó a mansalva" queriendo decir que lo hizo arteramente, con toda la ventaja a favor del que disparó.
Reflexión para irnos: La moral es la ciencia por excelencia: El arte de vivir bien y ser dichoso. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
