Eso sí que estaría muy bien. Borrar de nuestra mente todos los prejuicios, todas las historias que nos han vendido y, haciendo tabla rasa, ponernos de acuerdo en base a reglas simples, sensatas, inteligentes, adecuadas.
Este inmoral culto a las ideologías nos ha costado ya muchísimo dinero, dinero que nos hace falta para lo más elemental. Nos desempeñamos con el estilo faraónico de los que pueden derrochar, de los que privilegian lo espectacular, lo magnífico. Se agota el tiempo para enderezar al país.
El progreso es simplemente una concatenación de pequeños esfuerzos bien orientados, bien dirigidos, con sentido común, sin tanto escándalo.
Chiapas y Oaxaca acumulan el 75% de la pobreza extrema de nuestro país y por supuesto ahí va a dar, año con año, una cantidad extraordinaria de recursos para comprar sus voluntades políticas disfrazando las dádivas como políticas de desarrollo social. No se resuelve la pobreza y si se agotan las arcas de la Nación. ¿Hasta cuándo vamos a hacer cuentas rigurosas y decidir si ha sido prudente el destinar tanto recurso a una zona que simplemente no le saca provecho? Algo estamos haciendo muy mal cuando hay regiones como la Comarca Lagunera que siempre le ha sacado un enorme rendimiento a las inversiones que el gobierno ha hecho en sus comunidades y que, de treinta años a la fecha, ha sido criminalmente abandonada.
¿Por qué no utilizar los enormes recursos que se envían a Chiapas y a Oaxaca en fraguar la recuperación de la Comarca? ¿Hasta cuándo se va a invertir el recurso económico con criterio político? Eso sí que sería iniciar el año con un presupuesto base cero prejuicios, pensando en invertir en una zona que siempre ha sido muy productiva, pero que ahora está agonizando, una Comarca requiere inyección urgente de recursos para desarrollar la indispensable infraestructura que atraiga y detone las inversiones productivas que redundarán en una sustancial mejoría para el país.
La pobreza no se reduce tirando el dinero, se reduce invirtiendo los recursos con sensatez para generar riqueza.
Un presupuesto base cero complejos, cero miedos. Un presupuesto que presuponga que sí se puede progresar, que lo podemos hacer, que lo necesitamos hacer.
A ver si tanta maraña mental nos permite actuar con claridad.
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