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Hablemos de gorilas

GILBERTO SERNA

En la escala zoológica, al hombre se le clasifica junto a los monos antropoformos dentro de un grupo singular de mamíferos que reciben el nombre de primates o animales superiores constituyendo el más alto nivel que la vida puede alcanzar. El parentesco entre el hombre y algunos simios puede colegirse por su constitución corporal, pero la especie humana no desciende directamente de alguna variedad de mono actualmente existente. En conjunto, ambas ramas de primates derivan de una forma ancestral que todavía desconocemos y que se separó del gran tronco de los mamíferos hace algunos millones de años, reteniendo una diversidad general en relación a la capacidad de adaptación y unas que no tienen parangón entre todos los demás animales.

Nunca mires a un orangután a los ojos pues puede atacarte, dice la experiencia, salvo que haya rejas de por medio. El orangután es básicamente terrestre y cuadrúpedo. Es capaz de caminar erguido, aunque sólo por poco tiempo. A pesar de que habitan en la espesura que los cubre, son víctimas de cazadores furtivos. Se cree que sobreviven 9,000 en el norte de Sumatra, mientras que en la isla de Borneo permanecen entre 10,000 y 15,000 orangutanes. En lengua malaya orangután significa persona de los bosques. Los orangutanes llevan millones de años en el planeta. El Homo Sapiens era algo muy parecido al chimpancé hace sólo 6 millones de años y desde entonces el tamaño de su cerebro se ha duplicado dos veces. No a todos los seres humanos pues hay quienes permanecen en la era de los Neanderthales.

Lo vivido por un cronista deportivo contemporáneo hace unos días es un claro ejemplo de lo que puede suceder cuando se pierde la dimensión de las cosas. En un abrir y cerrar de ojos nos trasladamos millones de años atrás y apareció un hombre primitivo con el rostro encendido que decidía arreglar sus diferencias con el comentarista de la televisión al que había advertido que en donde lo encontrara le iba a ajustar cuentas. Al toparse en una sala de espera de las instalaciones de un aeropuerto, sin respeto alguno usando un lenguaje inadecuado para su investidura, dio paso a su furia tirando puñetazos que no fueron respondidos.

"Si Herrera se va de la Selección Nacional, es por sus pobres resultados que dio durante su estadía en el banquillo tricolor, no por los golpes que me lanzó (habla Martinoli) en el aeropuerto de Filadelfia".

Añadiendo "Miguel Herrera hace lo que sea por un minuto de fama, sus conceptos y calificaciones me tienen sin cuidado, yo trabajo para la gente que me emplea y si me siguen dando trabajo yo seguiré con mi estilo hasta las últimas consecuencias. México necesita un entrenador no un porrista, lo que necesita es un entrenador y no un marquetinero, un entrenador y no un populachero."

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