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Guarurismo: Sinónimo de atropello e impunidad

Sin lugar a dudas…

PATRICIA GONZÁLEZ KARG DE JUAMBELZ

Nota al lector: en esta ocasión y por circunstancias especiales, cedo con agrado el espacio a una columnista invitada. - Patricio de la Fuente

"Pero los otros también son yos: sujetos como yo, que sólo mi punto de vista, para el cual todos están allí y sólo yo estoy aquí, separa y distingue verdaderamente de mí"— Tzvetan Todorov, "El problema del otro" en La conquista de América

Hasta hace poco vivía yo en un lugar que Carlos Fuentes llamó "la región más transparente", en ella se contemplaban los volcanes, el Popocatépetl y el Ixtlazíhuatl con sus cimas nevadas, y su Llano en llamas, al atardecer, como el que escribiera Juan Rulfo.

Pero eso ya es historia antigua; hoy vivo rodeada de una nueva raza (guaruras, les llaman) que no sé si debería llamar "la raza cósmica" o más bien, "la raza cómica", ante la dificultad de nombrarla. Cuando se descubrió América, la dificultad estaba en nombrar lo desconocido; el colonizado pensó que los hombres blancos y barbudos eran dioses, y claudicó ante ellos. Nuestros indios, "el otro", fueron tratados como animales, bestias de segunda categoría. ¿Qué acaso tendremos que vivir guerras de independencia para expulsar a esa nueva raza que hoy cree que detenta el poder, y se regodea con él?

Cuando salgo de "la región más transparente", me invade el deseo de encontrar paz, alejada del infernal ruido de los helicópteros de mis vecinos (sí, en plural: son dos y ni siquiera sus viejos artefactos pertenecen a la nación). Mi llegada a la Comarca Lagunera siempre es grata, a pesar de la inseguridad, la presencia del ejército y los grupos muy bien organizados de los empresarios que generan el mayor ingreso de este país -y no me refiero a nuestras empresas estrellas, y menos a nuestro atribulado gobierno coahuilense que debe todo-. Sí, hay que ser cauto, evitar los fuegos cruzados y las noches tenebrosas. Lo que nadie me dijo fue que cuando yo me reuniera con mis amigas en un conocido restaurante de la plaza, tendría que caminar varias cuadras para estacionarme, a pesar de que sí había lugar, porque los guaruras de nuestro presidente municipal, Miguel Riquelme y del presidente del Club Santos Laguna, Alejandro Irarragorri ocupaban dos o tres cajones de estacionamiento por camioneta. Y lo peor: los señores impedían el libre acceso a la rampa para la silla de ruedas que utiliza mi señora madre. Desgraciadamente, no es la primera vez que me pasa, y en el mismo lugar.

¿Qué ocurrirá con esta "raza cómica" cuando Miguel Riquelme deje su puesto -que me imagino es un paquete que incluye un muy buen sueldo, uso de vehículos del estado y usufructo de especímenes de alto costo, que nosotros pagamos a través de nuestros impuestos? No hay que olvidar las cuentas generosas que asumimos para él y sus comensales en dicho restaurante, que de barato no tiene nada.

Como ustedes verán, esta nueva raza no es sólo propiedad de la nación, de los empresarios, de los nuevos ricos, y de todos aquellos que temen por su vida. Es la nueva raza que se ampara en el poder de sus amos, que abusa sin ninguna mesura, que hoy le sirve al político y mañana al empresario sin importar si su negocio es o no lícito. Y los ciudadanos de a pie, no tienen quien los defienda. No se le ocurra llamar a la policía, ni al Chapulín Colorado, que por desgracia acaba de morir.

pgkarg@elsiglodetorreón.com.mx

Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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