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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

Llega a su culminación la Copa Oro 2015, parecería una misión imposible que resultara peor que la edición pasada, pero así fue, este torneo estuvo pletórico de partidos infumables y de una demostración de pobreza técnica extrema, y como postre echado a perder la oprobiosa manera de llegar a la final del conjunto mexicano. Si ya se, los futbolistas mexicanos no tuvieron la culpa, pero quisiera al menos responsabilizarlos de manera indirecta, es decir, fueron, digamos cómplices pasivos del atraco a los panameños, pedir al capitán Guardado que errara de manera claramente intencional a muchos les pareció un despropósito, una locura. Significaría renunciar implícitamente al objetivo mayor, la Copa Confederaciones de Rusia 2017, lo entiendo y comprendo los argumentos en contra de lo que hubiera resultado un gesto histórico a nivel mundial, pero fue tan obvia la ayuda amparada en el argumento sobado de: "así es el futbol" que resultó insultante para cualquiera con algún grado de raciocinio

Muy pocas veces el futbolista mexicano trasciende o es noticia a nivel mundial, si se gana la Copa Oro y después se le vence a los gringos (que como están las cosas parece una labor titánica) y se obtiene el boleto a la Confederaciones, no pasara de ahí, una participación más, con escasas muy escasas posibilidades de trascender. Un torneo más.

Esa noche la cita con la historia estaba pactada, por un momento, al igual que millones que seguíamos el partido México-Panamá, nos quedamos estáticos, de pie frente al televisor, las manos en la cintura esperando el gesto de fair play más importante de la historia. Cierto, alrededor del mundo han existido detalles hermosos de juego limpio, pero el que no sucedió en el Georgia Dome el pasado miércoles hubiera sido el más impactante porque significaría la eliminación de dos torneos, Copa Oro y Copa Confederaciones. Esa noche me fui a dormir y batallé un poco en conciliar el sueño, imaginándome lo que por un instante pasó por la mente de Andrés Guardado, ¿se imaginan qué hubiera sucedido? ¿Si hubiera pateado rumbo a un banderín de corner? ¿Se imaginan las ocho columnas de los periódicos deportivos del mundo? El capitán del seleccionado de uno de los países más corruptos del mundo, se niega en ser parte (aunque indirectamente) de un descarado y burdo complot para llevar al equipo de mayor rating a la final. La inmensa mayoría de los mexicanos y simpatizantes de la más elemental decencia estaríamos una y otra vez por medio de las redes sociales poniendo como ejemplo a nuestros gobernantes el detalle de Guardado. Andrés sería conocido en el mundo entero por su gesto, nadie se atrevería al menos públicamente en criticarlo, castigarlo o suspenderlo.

No exagero si escribo que así como el checo Panelka se hizo mundialmente famoso por su forma de cobrar los penales, nuestro "Principito" sería referente mundial de Fair Play de una vez y para siempre. Pero no sucedió. No podemos culpar a Guardado que anotando cumplió con sus compañeros y cuerpo técnico, simplemente se perdió una hermosa oportunidad de que a nuestro país por primera vez en mucho tiempo y por un momento no se le relacionara en las noticias con la violencia, corrupción y estupidez de la mayoría de nuestros gobernantes. El futbol mexicano de la manera menos pensada por fin hubiera trascendido a nivel mundial, ganándose el respeto y admiración en este mundo cínico lleno de gente práctica e implacable, incapaz de cambiar un detalle de decencia por un gol.

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