¿Te hace falta agua?

Karina Luna Zavala, licenciada en Nutrición, comenta que las principales señales que nuestro cuerpo nos da para alertarnos sobre la falta de agua son la sensación de sed, boca seca y pegajosa, e inclusive, en un estado crónico de deshidratación, nos puede causar insomnio, disminución del gasto urinario, piel seca, dolor de cabeza, estreñimiento, mareos, ojos hundidos, piel arrugada y seca, que carece de elasticidad y no “rebota” cuando se pellizca.

“En los bebés, se aprecian las fontanelas hundidas (las partes blandas en la parte superior de la cabeza de un bebé) y presión arterial baja. Cualquier persona suficientemente grave para ser hospitalizada tiene riesgo de desequilibrio hídrico y electrolítico. Como dato factible, no hay dolencias que no tengan que ver con la deshidratación crónica, excepción hecha por las enfermedades infecciosas o los traumatismos. Incluso las relaciones sexuales se ven afectadas por la deshidratación debido a la falta de lubricación en las mujeres”.

Desafortunadamente, la sed no es siempre un indicador fiable de la necesidad del cuerpo de agua, especialmente en niños y adultos mayores. Un mejor indicador es el color de su orina. La orina de color claro significa que está bien hidratado, mientras que un color amarillo oscuro o color ámbar por lo general son señales de deshidratación.

“Cuando la ingesta de agua es insuficiente o la perdida de agua es excesiva, los riñones sanos compensan, pero el cuerpo no tiene suficientes reservas de agua; por lo tanto, la cantidad de agua que se pierde cada 24 horas se debe reponer para mantener la salud y la eficiencia del cuerpo”.

Luna Zavala explica que la sed es habitualmente una señal adecuada que indica la necesidad de consumir agua, excepto en lactantes, atletas que realizan ejercicio intenso y a veces ancianos, que pueden tener disminución de la sensación de sed. Así que se puede considerar que la deshidratación no es una condición benigna, pues desequilibra la función homeostática (estabilidad, funcionamiento ideal) del medio interno.

“Se asocia con mayor riesgo de caídas, infección del tracto urinario, formación de cálculos renales, enfermedad dental, trastornos broncopulmonares y cáncer. Es precursor independiente de mortalidad en individuos mayores”.

A tomar en cuenta

En personas que trabajan en ambientes cálidos y realizan un trabajo físico intenso, como la construcción, minería, bomberos, etcétera, es fundamental una buena hidratación. Tomando en cuenta esta realidad, se han establecido pautas y guías para la población recordando la importancia de la hidratación. Para lactantes, el requerimiento de agua de 150 ml/kg, mientras que en los niños es de 50 – 60 ml/kg y en adultos de 35 ml/kg.

Muchas personas que padecen de insomnio podrían resolver su problema bebiendo antes de acostarse un vaso grande de agua y poniendo una pizca de sal en la lengua – sin tocar el paladar -, ya que ello induce el sueño en unos minutos.

“Mantener un nivel de hidratación adecuado es imprescindible para la supervivencia, la salud y el rendimiento físico e intelectual. Dada la variabilidad interindividual y diversidad de circunstancias exógenas y endógenas, que van cambiando con el tiempo, lo más práctico sería ingerir agua incluso en ausencia de sed, ya que de no existir problemas de eliminación, resulta conveniente la abundancia de líquido incluso para favorecer la función renal”, concluyó Karina Luna, quien recomienda consumir unos 10 vasos de agua al día (2.5 litros de bebidas/día).

Bondades

* Estar hidratado es la base de una correcta nutrición y una buena salud.

* Se favorecen funciones vitales del organismo y regula el funcionamiento de todas las células de nuestro organismo.

* Favorece el transporte de nutrientes y las sustancias orgánicas en el sistema circulatorio.

* Elimina toxinas, previene el estreñimiento, mantiene el buen funcionamiento de los riñones y regula la temperatura corporal.

* Ayuda a que el corazón funcione de manera saludable. En la función cerebral, ayuda a la capacidad de concentración.

* Ayuda a la amortiguación de las articulaciones y al buen funcionamiento de los músculos, preserva el estado de la piel, su elasticidad y la protege de agresiones externas.