Columnas Social

ENSAYO SOBRE LA CULTURA

LA CIUDAD ES CULTURA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Viajas para conocer la huella que la humanidad ha ido dejando en otras ciudades; respirar el tiempo y admirar las concepciones que del Universo, la naturaleza, lo místico y lo terrenal ha quedado impreso en las piedras y muros de las construcciones. Lo mismo da que visites las ruinas de Teotihuacán, Uxmal o Chichen Itzá, que admires la Ciudad de México, o cualquier otra de la república o de otros países. Cuando te presentas en alguna lejana a tu propia idiosincrasia, se te abre la percepción de tu propia naturaleza.

Las ciudades son los lugares donde viven los hombres. Muchas se encuentran amuralladas porque en el pasado eran la defensa de lo propio; su principal pertenencia, esa sociedad que se fue formando en el transcurso de los siglos donde se representan.

Hay infinidad de formas para hacerlo: La arquitectura, la pintura, la escultura, la orfebrería, los utensilios, las vasijas, los objetos; el gran complemento son los testimonios documentales que conforman la literatura. Todo ello permanece a disposición del curioso que viaja con el afán de conocer y no ha perdido la capacidad de maravillarse.

Del cómo viven los hombres da mucho que decir de ellos. De cómo interpretan su vida terrenal o su trascendencia, de cómo se relacionan con sus semejantes, de cómo han enriquecido su bagaje cultural a través del tiempo, del cómo han transformado el espacio según su creatividad.

¿Qué representa una iglesia? Qué representa un parque? ¿Qué representa un lugar público? ¿Un puente, un edificio, una estatua, hasta nos podríamos preguntar por la representación de una calle o una carretera? El gran orgullo Romano era la vía Apia que comunicaba el imperio.

Podríamos comenzar desde el núcleo: ¿Qué representa una casa para los moradores de ella? ¿De qué se cubren las paredes, los techos, los pisos? A través de ello nos representamos, así como en el vestido.

La dignidad se nota en las grandes ciudades capaces de atraer a la curiosidad de las personas. También, se puede notar su decadencia cuando las nuevas generaciones no son capaces de sostener lo que sus ancestros produjeron. Las ciudades demuestran la pujanza de sus habitantes, su convivencia, buena o mala, con la naturaleza.

Hay ciudades que no pasan de ser una fantasía para desplumar incautos; escenografía sin nada dentro, como en Las Vegas. Hay ciudades que siempre serán eternas por la larga y sostenida historia de sus habitantes como Roma. Hay ciudades que se imponen a su medio geográfico y subsisten a pesar de todo, como la Ciudad de México. Hay ciudades donde se respira la grandeza como París o Nueva York.

Nuestra ciudad: ¿Qué? ¿Orgullo? Alguien puede sentir orgullo por el estado tan lamentable en que se encuentra el centro, que lo fue de la región, la gran arteria económica de la primera mitad del siglo XX, hasta los noventa era magnífico coronado con el Museo Arocena.

Fue devastado. Muchas de las esculturas desaparecieron sin que hayan sido repuestas. Nos conformamos con las pocas modernizaciones porque creemos disfrutar los beneficios de las grandes ciudades.

La ciudad se nos fue de las manos. Ni las calles renuevan su pavimento. No voy a negar algunos logros, pero la ciudad es más que un parque o un edificio que en el caso del de la presidencia dicen que es rentado.

La ciudad es un centro con locales cerrados, edificios en vías de extinción y nada dice de nuestro pasado. ¿Quién tendría curiosidad por venir a conocernos?

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