Experiencia. Don Fernando Romo(al centro) fue rector del Seminario, donde estuvo hace días.
Fernando Romo Muñoz, arzobispo de Tijuana y exrector del Seminario Santa María Reina de Torreón, calificó como "fabuloso" el hecho de que la Secretaría de Educación Pública avalara la formación que se brinda en el lugar, ya que a diferencia de él y sus contemporáneos sólo les fue reconocida su formación Primaria.
Monseñor recuerda que fue tras la salida del rector Víctor Frías, en 1978 que fue nombrado nuevo rector del Seminario, período que concluyó el 1995.
Dentro de los cambios que surgieron en su administración, fue el edificio paralelo al académico para albergar a los seminaristas, ya que anteriormente se improvisaban habitaciones en salones de clase que se encontraban en desuso.
"Porque no había habitaciones, se habitaba en los salones de clase que no se usaban, se improvisaron dormitorios, y ya en mi tiempo logramos hacer el edifico correspondiente, con 80 lugares: 30 lugares fueron para filosofía y 50 para preparatoria.
Sobre el reconocimiento de la SEP, se dijo complacido "Yo estudié secundaria, preparatoria, filosofía, teología y posgrado en Roma, nada contaba, por eso ahora a partir del (19) 92 que se le dio reconocimiento y personalidad jurídica a las iglesias, gracias a la católica porque la que fue la que hizo todo el cabildeo".
Dice que en Tijuana hace diez años se reconocieron los estudios que se brindan en el Seminario, por lo que ahora se ofrecen licenciatura en Filosofía y en Ciencias Religiosas, pero únicamente para seminaristas; en Torreón el Centro de Estudios Universitarios Tarso, estará abierto a hombres y mujeres interesados, pero hasta el ciclo escolar 2016-2017.
VOCACIÓN
Por otra parte, don Fernando dice que sí hay vocación en los jóvenes, pero "nosotros tenemos que hacer la lucha para buscarlos", reconoce. Y es que comenta que en la realidad actual, son muchos los satisfactores que atraen más a las muchachas y muchachos, dice, "no es fácil que puedan aceptar el llamado a una vida sacerdotal, que exige mucha entrega y disciplina".
Sin embargo, dice que todos los días le ruega a Dios desde su Diócesis diciendo: "Concédenos que de la multitud de nuestros muchachos y muchachas encuentre corazones generosos que al llamarlos a la vida consagrada, religiosa, sacerdotal, misionera, contemplativa y de laicos comprometidos, sean capaces de decir desde dentro sí, aquí estoy Señor porque me has llamado".