Sangre. Irak sigue bajo el fuego de propios y extraños, y las víctimas civiles no dejan de aumentar.
El Ejército de Irak intensificó hoy sus ataques aéreos contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en las ciudades de Ramadi y Faluya, en la occidental provincia iraquí de Al Anbar, dejando un saldo de al menos 73 muertos y decenas de heridos.
Por lo menos 50 personas murieron y más de 30 resultaron heridas durante un ataque iraquí en un campo deportivo en Ramadi, capital de Al Anbar, por lo que mayoría de las víctimas eran jóvenes que habían acudido al lugar después de romper el ayuno, según la cadena Al Yazira.
Fuentes militares indicaron que lanzaron los ataques en el centro deportivo porque había miembros del EI tratando de reclutar a algunos de los jóvenes.
En Faluya, también en manos del EI, al menos 23 personas murieron, incluidas cinco mujeres y siete niños, además alrededor de 40 resultaron heridas durante bombardeos de las fuerzas iraquíes en las zonas norte de la ciudad, reportaron fuentes médicas a Al Yazira.
Poco después, siete soldados perdieron la vida en cinco ataques suicidas contra una base de la Fuerza de Reacción Rápida Iraquí cerca de una presa en la provincia de Al Anbar, donde también unos 20 yihadistas murieron en combates.
Los atentados, que además causaron heridas a 15 militares, fueron perpetrados por miembros del EI en las proximidades de la presa de Hadiza, seguidos de cruentos enfrentamientos, en los que se emplearon armas ligeras y medianas.
En la provincia de Al Anbar, escenario de una ofensiva del Ejército iraquí para recuperar su control, se desarrollan desde hace días combates entre ambos bandos e intensos bombardeos de la aviación del Ejército iraquí.
