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LOS DÍAS FELICES VOLVIERON

TOMÁS F. MORALES

Está siendo tan sensacional la temporada de los Diablos Rojos del México que después de hacer este año un libro sobre los 75 años que cumple el equipo campeón van a tener que añadir un nuevo capítulo con todas las heroicidades del año actual. El jueves, en el último juego para decidir la serie contra Leones de Yucatán, equipo que les ganó por barrida en Mérida, iban perdiendo por una carrera en la novena entrada pero ya con dos outs empataron y ganaron el juego para dejar en el terreno a los melenudos y lograr la venganza por lo que había sucedido en tierras peninsulares. Cuando ya parecían perdidos, un hit del americano Hankerd empató el partido y un largo batazo de Emanuel Ávila contra la barda ganó el encuentro ante el entusiasmo de los fanáticos y de los jugadores rojos.

Pero posiblemente lo más importante es que Japhet Amador salió de su mala racha con un par de jonrones, su 28 y su 29, para que de esa manera los días felices estuvieran de regreso. No se olvida la semana de los siete jonrones y las seis victorias sin perder en que Japhet empató un récord jonronero y nos hizo recordar al gran Héctor Espino.

Luego vino su mala jira por el Sureste en que sólo dio dos hits sencillos en seis partidos pero ahora en los compromisos de principio de semana había empujado ya una carrera con sencillo antes que el jueves diera un jonrón por el jardín derecho y otro por el izquierdo.

Pero este decisivo fue un juego de alto voltaje con carreras y más carreras hasta que llegó la novena entrada con los Leones en ventaja de 8-7 y relevando el pitcher cubano Negrín.

Pero los Diablos son los reyes de la novena entrada, el equipo de las grandes hazañas de última hora. Carlos Figueroa abrió con hit y Ramón Urías, el mejor tocador de bola que tienen los Rojos, lo puso en segunda. Hubo un wild y el empate se fue a tercera con un out, pero las esperanzas cayeron al ser dominado Juan Carlos Gamboa en elevado de faul. Le tocaba batear a Japhet Amador así que fue un final al estilo de película de terror. Sólo faltó que Alfred Hitchcock y no "Lobito" Saiz estuviera de ampáyer. El alto mando león ordenó la base intencional a Amador pero fue como salir de Guatemala y entrar en Guatapeor, Hankerd ya llevaba un jonrón en el juego y ahora dio cañonazo de hit al izquierdo para empatar y entonces vino Emanuel Ávila con su batazo que parecía jonrón y la pelota dio de aire contra la barda derecha para que entrara la carrera del triunfo.

Y otro juego al libro de oro de los Diablos Rojos.

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