ESTA GATA DEL RANCHO NO ES DE NADIE.
Anda libre y señera, señora y libre, por las casas, y duerme a su placer en el portal de todas.
Yo la miro a su paso por el huerto. Tiene la majestad de una Cleopatra y el misterio de una Mata Hari. Va entre la hierba como una tigresa entre los altos árboles de una selva en la India.
Ahora tiene gatitos. Dos trajo al mundo hace unos días. Escucho sus gañidos, y la veo acudir con presteza a su llamado.
Ayer la vi trepar al nogal grande. Lo hizo con lentitud de fiera. Dio un salto letal, y bajó luego. Llevaba un pájaro en las fauces. Alcancé a ver los aleteos finales de la presa.
¿Qué fue lo que miré? ¿La vida o la muerte?
Quizá en esa manifestación de la muerte vi la vida. Quizá en esa manifestación de la vida contemplé la muerte. Ambas se implican mutuamente. Quizá son la misma cosa. Quizá todo en el Universo es una misma cosa.
¡Hasta mañana!...
