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Latinoamérica sigue atrás en innovación

El reporte Oppenheimer

ANDRÉS OPPENHEIMER

La noticia sobre la fuerte caída de la inversión extranjera en América Latina produjo grandes titulares en varios países en días recientes, pero hay otro dato -menos conocido- que es aún más preocupante: las deprimentes estadísticas de innovación en la región, que tendrán un impacto mucho mayor en el futuro.

Por supuesto que la caída de la inversión extranjera anunciada por la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD) no es nada para celebrar. La inversión extranjera directa en la región se redujo en un 14 por ciento el año pasado, después de cuatro años de aumentos consecutivos, dijo la organización.

Las razones de la disminución fueron principalmente la caída de los precios de las materias primas, lo cual atrajo menos inversiones para puertos y otros proyectos de infraestructura relacionadas con la exportación de productos primarios, y las políticas espantadoras de capitales de algunos gobiernos. La inversión extranjera en Argentina cayó en un 42 por ciento el año pasado, y en Venezuela en un 88 por ciento, según la UNCTAD.

Pero, aunque estas cifras son preocupantes, la mayor amenaza para la prosperidad de la región es la falta de innovación de varios países, que les impide producir bienes con más valor agregado.

Hay varios indicadores de la innovación, pero uno de los más reveladores es el número de patentes internacionales registradas por cada país. Cuando un inventor hace un descubrimiento que tiene un gran potencial comercial, por lo general lo registra, además de su país, en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, o ante la Organización Mundial de Propiedad Intelectual de las Naciones Unidas (OMPI).

Las últimas estadísticas de ambos registros de patentes muestran que los países de América Latina, aunque están aumentando su número de patentes internacionales, no lo están haciendo al ritmo que debieran para cerrar la brecha que los separa de otras partes del mundo.

Según nuevos datos de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, que clasifica las patentes por el país de origen de los inventores, Estados Unidos registró 159,000 patentes el año pasado, Japón 56,000, Corea del Sur 18,000, Alemania 17,000, China (incluyendo Hong Kong) alrededor de 8,700, Gran Bretaña y Francia 7,100 cada uno, Israel 3,600, India 3,000, Singapur 1,000 y España 900.

En comparación, los 32 países de América Latina y el Caribe en conjunto registraron alrededor de 836 patentes, según la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos.

Sí, leyeron bien: toda América Latina y el Caribe, con una población de casi 600 millones y dos países -Brasil y México- que respectivamente son la séptima y decimoquinta economías del mundo, registraron menos del 5 por ciento de las patentes registradas por Corea del Sur, y apenas el 23 por ciento de las registradas por Israel. Las estadísticas de la OMPI reflejan una disparidad similar.

La mayor parte de las patentes de América Latina fueron registradas por Brasil (362) y México (222). Le siguen Argentina (81), Chile (64), Colombia (25), Costa Rica (32), Cuba (19), Venezuela (14), Trinidad y Tobago (8), Perú (5), Ecuador (3) y Bolivia (1).

Algunos países latinoamericanos como Brasil, México y Chile, han más que duplicado sus patentes internacionales en los últimos cinco años. Pero vienen de tan atrás, y hay tantos de sus vecinos que no avanzaron practicamente nada, que la región no se está poniendo al día con otras economías emergentes como la India, que han más que triplicado sus patentes internacionales durante el mismo período.

Es cierto que se puede innovar sin registrar patentes. A China le ha ido bastante bien haciendo pequeños cambios en productos inventados por otros (sin contar lo que descaradamente piratea) y exportándolos masivamente.

Sin embargo, un reciente informe del Banco Mundial sobre la innovación en América Latina, titulado "Muchas empresas, pero poca innovación", muestra que, incluso cuando se trata de innovar sin patentar, la región se está quedando atrás.

El porcentaje de empresas latinoamericanas que anualmente presentan un nuevo producto en el mercado está 20 por ciento por debajo del de las compañías de Europa del Este y Asia, según el informe del Banco Mundial.

Mi opinión: Lo que va a determinar el futuro de América Latina no serán los grandes discursos ideológicos, sino la innovación y la educación de calidad.

Corea del Sur, Singapur y otras naciones que eran mucho más pobres que los países latinoamericanos hace sólo cincuenta años, hoy tienen altísimos ingresos per cápita, precisamente por su obsesión nacional con innovación y la educación de calidad.

Ese es el camino a seguir para América Latina, pero los últimos datos de innovación muestran que son pocos los presidentes latinoamericanos que así lo entienden. La mayoría de los líderes de la región parece estar viviendo en otro planeta, o en un pasado muy lejano.

El corresponsal extranjero y columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald

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