Con los festejos de cumpleaños, en las culturas antiguas, se buscaba proteger a la persona de los demonios que pudieran llegar a afectarle. (ARCHIVO)
Completar una vuelta más alrededor del Sol implica en la mayoría de las naciones occidentales, celebrarlo con una fiesta, presentes y un pastel de cumpleaños.
Estos festejos por un año más de vida tienen en realidad una historia que se remonta a varios siglos atrás y que va íntimamente ligada con la religiosidad y los deseos por mantenerse íntegro física y espiritualmente.
Se sabe que desde tiempos antiguos, el propósito de dar regalos, realizar una fiesta e incluso contar con un pastel iluminado por velas, significaba proteger al festejado; en esa era, de los demonios que podrían dañarle.
De acuerdo con el portal "La Hora Buena", culturas como la griega y la romana creían que cada persona nacía acompañada de un espíritu protector, por lo que con un año más de vida se buscaba también garantizar seguridad para los próximos doce meses que vinieran.
En cuanto al pastel de cumpleaños, serían los griegos quienes establecieron un principio de esta costumbre, pues ellos solían ponerlos en altares de los dioses, con cirios encendidos, con propósitos similares de agradecimiento y pedida de protección.