Un retrato femenino del insomnio

El don de la palabra. La escritora mexicana Alma Delia Murillo sabe que seduce, su prosa mueve fibras emotivas que desplazan las pretensiones intelectuales, en su novela "Las noches habitadas", publicada bajo el sello editorial de Planeta, dibuja una acuarela detallada del mito de la mujer perfecta y exitosa, a través de cuatro personajes, conduce al lector hacia un vértigo de emociones en el laberinto de cuatro mujeres que sufren, ríen, lloran, pero sobre todo, se olvidan de su condición humana.

Carlota, Magdalena, Claudia y Dalia, son las protagonistas de un historia capaz de atrapar al lector desde el primer párrafo de la historia. La escritora y también columnista del portal Sin Embargo, compartió con El Siglo de Torreón, parte de su experiencia con esta novela.

→ ¿Qué tanto de autobiográfico hay en esta novela?

En realidad poco. Parecería que no por este estilo mío de contar en primera persona, que además hice con intención para poder construir cuatro personajes así como muy humanos.

De lo poco que hay está sin duda mis veinte años de ejecutiva, de empleada corporativa en puestos altos, rodeada de Magdalenas, de ahí se construyó este personaje, de estas prácticas que observé, que yo misma tuve, de este agotamiento de ser la mejor, de ser exitosa, la del presupuesto de ventas, la guapa, que en fondo lo que hace es deteriorar a quien intenta sostenerse ahí.

→ ¿Es irónico ubicar a los personajes en Las Lomas, Santa Fe, Coyoacán, la parte "bonita", de México?

Sí. Tiene dos sentidos, uno sin duda una ironía, me quiero burlar y seguiré con mi causa de burlarme del éxito, de lo que significa esa entelequia que hemos llamado calidad de vida, que en realidad es una falacia. Porque parecería que hay niveles de seres humanos, y el que vive en Las Lomas y en Santa Fe, tiene el coche más caro y lo mejor, y en ese sentido lo que quise decir es que no importa si tienes todo eso, igual adentro estás lleno de demonios y de dolores y de soledades.

Por otra parte tengo una conciencia social inevitable, y si quería poner personajes mujeres en un ejercicio tan introspectivo como éste, pues tenían que estar en una situación como ésta, con el dinero resuelto, y no ocupadas en sobrevivir, como le ocurre a muchas otras mujeres.

→ ¿En una historia femenina, por qué salen en la novela mejor librados los hombres que las mujeres?

También tiene una intención (jajaja). Lo he estado diciendo y lo voy a repetir, creo que el feminismo empezó a derivar en un nuevo cinturón de castidad, en un nuevo corsé que te obliga, si eres mujer y eres posmoderna, exitosa y feminista, tienes que ser buena y mejor que los hombres, quienes tienen que ser unos cabrones. Me parece un discurso tiránico, inválido ya, tendríamos más bien que mirar por la condición humana, lo que somos, hombres y mujeres, por eso traté de que en la historia los hombres no fueran lo perversos.

→ Por eso se vuelve más interesante para los hombres que para las mujeres...

Eso me ha sorprendido, he notado que hay una reacción, sobre todo de lectores masculinos, casi de como "gracias por escribir un texto donde no nos agarras a palos (jajaja), un texto de mujeres, escrito por mujer y que no nos pone una paliza."

Claro hay un trazo erótico importante a lo largo de toda la novela, que supongo que por ahí engancha parejo a hombres y mujeres.

→ ¿Tus personajes se clavaron en el éxito y olvidaron la felicidad?

Para no sonar a que sólo señalo, creo que es muy nuevo lo que nos está pasando, esta libertad que gozamos algunas, no todas, no se me olvida que hay otras condiciones sociales para las que narro en la novela que no tienen nada que ver con su realidad, una realidad de sobrevivencia, pero para algunas es muy nuevo.

En México las mujeres votamos hace sesenta años, y saltamos de una generación a la otra de manera tremenda, mi madre por ejemplo tuvo ocho hijos, y yo no tengo ninguno, sólo de una generación a la otra, la diferencia es un mundo. Creo que nos aventamos como al búmeran y más bien deberíamos detenernos y respirar, lo que hemos aprendido algunas es que esto de la mujer perfecta, exitosa, buena madre, buena hija, el jardín perfecto, rostro impecable, es que si alguien lo intenta se quiebra y se queda en una soledad y agotamiento inhumano.

→ Entonces la reflexión literaria se convirtió en catarsis...

Sí. Yo creo en la literatura que provoca emociones, me gusta contar historia en las que yo sienta algo, y en las que sienta un texto vivo que respira, creo en el ejercicio creador, de creatividad, más que en el ejercicio académico e intelectual.

→ ¿Hay más rivalidad y canibalismo entre las mujeres?

Sí, pues que mira, en tanto que mamíferos (jajaja) también me gusta señalar esta hipocresía civilizatoria, que parece que que ya todos llegamos a un nivel muy bonito de entendimiento donde todas somos buenas y solidarias, porque aveces sí somos solidarias, pero aveces unas cabronas, como los hombres o cualquier ser humano. En un momento histórico donde nos preparan la cabeza con un ser competitivo, eso nos avienta a un ejercicio donde toda tu jornada es de una competencia brutal.

→ ¿A cuál de tus cuatro personajes te gustaría volverle a dar voz?

Tengo que confesar que mi favorita es Carlota, por que me cae muy bien, se burla de todo y es muy irreverente, y también quise apostarle a la esperanza, las historias terminan de manera diferente, unas trágicas unas con un poco más de esperanza, pero creo que a ella, me gustaría ver que paso con esa adolescente brillante, gordita y que le cambia la vida de repente.

→ ¿Qué tan difícil fue abordar una montaña rusa de emociones, donde se pasa del erotismo al drama o al humor negro?

Dificilísimo. Aunque no te das cuenta, cuando terminas la novela o en el proceso donde la historia hace lo que le da la gana, para mí escribir sí es devorarse a sí mismo, alimentarse de uno, un ejercicio intenso, a eso le debes sumar la disciplina de ponte a escribir, aun cuando te cueste lágrimas un personaje, como en mi caso, el de Dalia.