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La inflación y el peso

SALVADOR KALIFA

El viernes de la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) dio a conocer la inflación de la primera quincena de mayo, que por razones estacionales fue negativa y colocó la tasa anual por debajo de la meta oficial de Banco de México (Banxico) del 3 por ciento.

La caída quincenal de los precios se debe, en mucho, a las reducciones de las tarifas eléctricas durante la temporada de verano, las que volverán a subir en los meses de octubre y noviembre.

No obstante, eso de alguna manera pareciera avalar la decisión de Banxico de no adelantarse a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos (EU) en lo que toca al alza de su tasa de interés de referencia.

También jugó un papel importante en esa decisión el hecho de que, hasta ahora, la depreciación del peso no se ha reflejado en presiones adicionales a la alza sobre los precios internos, así como la esperanza de que pronto se fortalezca nuestra moneda frente al dólar.

En efecto, el gobernador de Banxico, Agustín Carstens, ha insistido en diversas ocasiones desde diciembre del año pasado que el peso está subvaluado y, si tiene razón, la depreciación a la fecha se revertiría, por lo menos en parte, con un aumento pequeño en los precios internos.

La evolución del precio del dólar, sin embargo, no parece apegarse a las expectativas de nuestro instituto central y me parece que sufrirá otro descalabro cuando suban las tasas en EU, lo que podría despertar las aletargadas presiones inflacionarias. Pero vayamos por partes.

La cotización de la divisa estadounidense alcanzó hasta 14.50 pesos el viernes 5 de diciembre de 2014 y se ubicó el lunes 8 en alrededor de 14.30 pesos, después del anuncio de la Comisión de Cambios de activar el mecanismo de subasta para vender 200 millones de dólares (md) en caso de que el peso se deprecie frente al dólar en 1.5 por ciento entre sesiones.

El comentario de Carstens en esos días fue de que "el tipo de cambio se ha estabilizado", y una semana después, el 15 de diciembre, dijo que "desde mi punto de vista el peso está subvaluado; realmente creo que está más caro el dólar de lo que debería estar contra nuestra moneda".

Dos meses después, el jueves 19 de febrero, en una entrevista radial, señaló que "hasta ahorita la depreciación que hemos visto no ha tenido mayor impacto sobre la inflación. Sin embargo, eso es algo que no podemos asegurar que seguirá siendo así por mucho tiempo".

El principal argumento de que los precios no se han visto contaminados por la depreciación del peso es que el país tiene una brecha del producto negativa, esto es, que mientras la economía crezca por debajo de su potencial la caída del peso no generará presiones inflacionarias por el lado de la demanda.

La revisión reciente de la expectativa de crecimiento para la economía, que nuestras autoridades monetarias colocan ahora entre 2 y 3 por ciento, significa que seguiría esa brecha durante todo el año, de manera que no sorprende que Banxico espere que la inflación, a pesar de la depreciación del peso, pudiera ubicarse al cierre del año por debajo de la meta del 3 por ciento.

Será interesante ver si eso sucede, ya que el tiempo pasa y la "subvaluación" se eleva. El problema es que el mercado cambiario no ha estado de acuerdo con la opinión de Banxico, puesto que en lo que va de este año el precio del dólar rebasó y se ha mantenido por encima de los 15 pesos, con sobresaltos cada vez que los datos económicos de EU parecieran indicar la inminencia del alza de tasas de interés en ese país.

Este comportamiento llevó a Banxico a reconocer que la "subvaluación" del peso, esto es, que se mantenga por encima de 15 pesos, se debe, entre otras razones, a que los inversionistas se centran en la perspectiva de un alza de tasas en EU y no en el potencial económico de México.

Esto no es extraño. El alza de tasas en EU es una apuesta más segura, cercana y cierta a lo que se antoja bastante más dudoso y lejano, que es la capacidad de nuestros gobernantes para crear las condiciones necesarias para alcanzar el potencial económico del país.

Aventurándome en el terreno de las previsiones, me atrevo a señalar lo siguiente: primero, el día que suba la tasa de interés en EU se depreciará el peso; segundo, Banxico, por tanto, se verá obligado a elevar su tasa de referencia antes de la reunión programada de su Junta de Gobierno; tercero, la Comisión de Cambios, que el viernes pasado anunció que mantenía sus subastas diarias de dólares, pudiera verse en la necesidad de tomar acciones adicionales; cuarto, la inflación, por la depreciación del peso, se ubicará por encima del 3 por ciento en este año y en 2016.

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