Se me van yendo los amigos poco a poco.
Ahora se fue el ingeniero Carlos Herrera Pérez, con quien compartí ideales y batallas. Fue director del Instituto Tecnológico de Saltillo en los años en que ocupé la dirección del Ateneo Fuente. Frente por frente las dos instituciones, trabajamos juntos por el bien de los dos insignes planteles y de sus estudiantes. Carlos fue hombre bueno y noble, de acrisolada integridad. Amigo leal, sincero, en horas de combate me dio su consejo y su apoyo. Estuvo conmigo en horas de fortuna; conmigo estuvo en tiempos de adversidad. La pérdida de alguien como él es causa de pesar, pero es también motivo de gratitud. Le agradezco a la vida haberme dado el privilegio de caminar un tramo del camino con Carlos Herrera Pérez. Su recuerdo pone luz en la penumbra del atardecer.
¡Hasta mañana!...