La creciente desconfianza de los ciudadanos hacia los partidos políticos orilló en buena medida a una reforma política que dio cabida a candidaturas independientes en el juego electoral mexicano. Para algunas voces, esta medida representa una alternativa frente al monopolio que los partidos políticos ejercen en la escena política nacional. No obstante, ya en la práctica, se ha observado que los alcances de esta medida son muy acotados y en muy poco alteran el orden de las cosas.
El Siglo de Torreón publica hoy un reportaje trabajado con la Agencia PAR en el que quedan claras las limitaciones de la reforma en este sentido y la desventaja en la que se encuentran los candidatos independientes. En primer lugar están los obstáculos para que una persona sin partido político pudiera alcanzar el registro. De los 299 aspirantes a contender por un cargo de elección popular en todo el país, menos de la mitad, 138, logró entrar a la carrera. Esto quiere decir que de los 4,494 candidatos registrados en el Instituto Nacional Electoral, apenas 2.9 por ciento son independientes.
En segundo lugar, quienes consiguieron el registro se encuentran en condiciones de clara inequidad frente a los partidos políticos. Los independientes hacen campaña con recursos muy limitados, sin espacio oficial de difusión en medios electrónicos y sin una estructura que los respalde. Frente a este escenario es plausible pensar que la gran mayoría de estos candidatos obtendrá muy pocos votos.
Al respecto, Vidal Romero, jefe del Departamento de Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico Autónomo de México, es contundente en su aseveración: “la idea de equidad no hace competitiva la elección, hace más fuertes a los que tienen más recursos. La reforma electoral abre una ventana a la participación ciudadana pero sigue favoreciendo a partidos”.
Ahora bien, el hecho de que una persona se postule por la vía independiente a un cargo de elección popular no quiere decir que provenga de un ámbito ajeno de los partidos políticos. La mitad de los aspirantes que alcanzaron el registro cuenta con antecedentes partidistas. No obstante, las candidaturas independientes también abren la puerta a personas con nula experiencia política.
En medio de este panorama, el caso del expriista Jaime Heliódoro Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, despierta la mayor de las atenciones, por ser en parte una excepción. Aparentemente sin los mismos recursos y apoyos que sus contrincantes en la campaña por la gubernatura de Nuevo León y con un golpeteo constante por parte de los partidos políticos que lo ven como una amenaza, “El Bronco” está dando la pelea y las encuestas lo colocan como puntero. De ganar, sin duda representará un parteaguas en la vida político-electoral del país.
Sin embargo, más allá de este caso excepcional, la reforma que dio cabida a las candidaturas independientes es insuficiente para romper ese monopolio de los partidos políticos, los cuales cada vez más se muestran lejos de la ciudadanía no militante. Este es desde ahora, uno de los retos a superar una vez pasada la elección en curso.
