Siglo Nuevo

La metáfora de Coco Chanel

Mujer de su tiempo... y de todos los tiempos

Coco Chanel. Foto: Man Ray Trust

Coco Chanel. Foto: Man Ray Trust

Lucía Olivares

Cintura ceñida, senos prominentes y tobillos secretos, esos eran los lineamentos de la figura femenina en el siglo XX antes de la llegada de Coco Chanel. Ella vino a liberar no sólo el cuerpo femenino, no sólo a desatar listones y recortar faldas; sino a convertirse en precursora de la equidad de género, en una rebelde de su época, en una mujer poderosa y sin estereotipos.

Gabrielle Bonheur Chanel nació en Francia en 1883; la ausencia de sus padres marcó notablemente su personalidad, sus deseos ansiosos de superación, de empoderamiento y de riqueza. En esa época y en aquellas circunstancias, para la mujer sólo existía una forma de lograr esa escalada, convertirse en cortesana, generar placer sin sentir placer, ser acompañante, no compañera, ser mujer de noche y un espíritu de día. Coco optó por otro camino, tomando el rol de mujer independiente y pagando el precio de su decisión.

DE GABRIELLE A COCO

“Si has nacido sin alas, no hagas nada por impedir que te crezcan”. Aprendió a coser durante su niñez en un orfanato y esa habilidad le brindó un trabajo modesto, que por su misma modestia resultaba insuficiente; así que Gabrielle cantaba por las noches en La Rotonde, un café parisino al que asistían oficiales del ejército y distintas personalidades de estatus social alto. La canción Qui Qu’a Vu Coco, no sólo le dio un nombre, sino el reconocimiento y el impulso que necesitaba, puesto que allí conoció al primer inversionista de su emporio, Étienne Balsan, con quien mantuvo una relación de seis años. A pesar de no apoyarla económicamente con su tienda de sombreros, le presentó a sus clientas antes de que lo fueran, mujeres atadas de las que ella se reía en silencio.

Al tiempo que vivía con Étienne, Coco se enamoró de Arthur Capel “Boy”, un jugador de polo, que tras traicionar su confianza al tener que casarse con una joven aristócrata, le brindó los recursos para abrir su boutique en la calle más concurrida de París.

Coco buscaba trabajo, posición y dinero, basándose en su feminidad, aunque sus esfuerzos fueran en contra de lo que hasta ese momento era considerado femenino. Su conducta y vestimenta no eran propias de la belle époque, sus aspiraciones eran distintas a las del resto de las mujeres, sin embargo, supo obtener la atención y el cariño de un hombre que le dio un sitio para echar a andar su talento. Gabrielle se convirtió en Coco, la amante de muchos, pero mujer de nadie.

LAS MUJERES DE SU TIEMPO Y DE TODOS LOS TIEMPOS

“Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente”. A inicios del siglo XX la mujer que trabajaba era sinónimo de desdicha; de una fuerte necesidad de sustento que no podía saciarse más que con oficios simples, como los de cocinera, sirvienta o costurera; había otras a las que el negocio sexual les resultaba más redituable y menos sacrificado.

Por otra parte, estaban aquellas mujeres que engalanaban las calles con pomposos vestidos, prominentes sombreros y adornos por todo el cuerpo; aquellas que conseguían la gloria al convertirse en señoras. No se conocía otra forma de éxito o notoriedad. La mujer no elegía, la mujer no pensaba, ni hablaba, al menos frente a la sociedad.

Coco rompió con la clasificación tan marcada y rígida de su tiempo; y esa manera de vivir se reflejaba en su estilo garçonne y en su concepción de belleza, que poco a poco, a partir de su tienda de sombreros, fue permeando entre la élite parisina, liberándolas de corsés y adornos sin sentido, para simplificar no sólo su esencia, sino su vida, que definitivamente cambiaría con el inicio de la guerra. Ese cambio tan explícito, iría más allá de una falda o un vestido; esta ruptura del sofocamiento en las mujeres era una expresión de libertad, una metáfora, un cambio de época y no precisamente para la comodidad.

LA METÁFORA DE LA MODA

“La moda no sólo existe en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo”. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en 1914, Coco se dio cuenta de que la vestimenta femenina no sólo era ridícula, sino inapropiada para el momento que atravesaba Europa; así que comenzó por suprimir el corsé, cambiar telas, ajustar escotes, descubrir tobillos y cortarse el cabello. En la actualidad esto se reconoce como una marca de elegancia y sofisticación, sin olvidar que cada uno de esos elementales cambios tenía un significado más allá de funcional, de posicionamiento y de rebeldía.

Una diseñadora de modas es a la tela, lo que el pintor al lienzo, es por ello que Coco Chanel expuso con la envoltura de su cuerpo y el de muchas mujeres, un llamado social a la inclusión, a la ruptura de la imagen femenina únicamente como un ser sexuado, a la productividad y movilidad de la mujer, así como a la liberación de pensamiento.

Con el famoso y ya instaurado vestido negro, ese que ahora las revistas de moda llaman un must para el guardarropa, no sólo se da paso a la elegancia, también a la sobriedad y como consecuencia a la soledad. Hasta antes del siglo XX las mujeres sólo portaban color negro para expresar dolor debido a la ausencia de un ser querido; ese, el negro, era el color que siempre llevaba Coco Chanel.

DE HUIDA Y ROMANCES

“Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen y la estupidez para que nosotros amemos a los hombres”. Nunca se casó. Los hombres de aquella época estaban listos para ver a una mujer vestida con ideas, lecturas y pensamientos revolucionarios, pero no para casarse con ella.

Los primeros hombres de su vida Étienne y “Boy” impulsaron sus inicios de manera insospechada; Coco se valió de ellos para trabajar y hacerse un nombre, más allá de la casa de costura Modas Chanel. Étienne fue la escalada, pero con Boy vivió el amor, aunque para él la posición tuvo mayor peso al decidir casarse con la hija de un barón, ya que su relación con una costurera de ideas liberales no ayudaría en su carrera política. Siguieron viviendo el amor a escondidas hasta su fallecimiento en un accidente de coche. Coco decidió refugiarse con el duque Dimitri de Rusia, once años menor que ella, quien también la dejó luego de un año para esposarse con una millonaria estadounidense.

El papel de mantenida se revirtió cuando llevó a vivir a su mansión de Paris al compositor ruso Igor Stravisnky y su familia, su estadía fue breve, algunos meses, mismos en los que Coco e Igor mantuvieron una relación cínicamente secreta, de donde surgieron las ideas más revolucionarias para la música y la moda.

Coco se convirtió en una de las mujeres más ricas del mundo, al lanzar su perfume Chanel N°5. Su posición ahora era distinta, había dejado de ser Gabrielle, la huérfana y cantante de cafés o Coco, la mujer inquieta y de ideas liberales, la rebelde emprendedora, para convertirse en Coco Chanel, una mujer admirada y respetada por muchos, pero al parecer ninguno de los tipos de mujer que representaba le daban el valor de esposa digna u oportuna.

Conoció al hombre más rico de Europa, el duque de Westminster. El estatus de la francesa en ese momento era completamente distinto, pero ahora no eran sus ideales, ni sus pensamientos o emprendedurismo lo que la alejaban del matrimonio, sino la maternidad. Tenía 48 años y el duque necesitaba un heredero, así que optó por casarse con una jovencita.

Su último amor fue Paul Iribe, un caricaturista que falleció de un infarto tras un partido de tenis, aunque también se le relacionó con un oficial nazi de nombre Hans Gunther von Dincklage, vínculo con un futuro inestable al igual que el resto de sus relaciones. Así, la diseñadora más famosa de Europa se quedó en compañía de la morfina y sus elegantes vestidos negros.

El ideal de mujer casadera seguía siendo quien cumpliera con los siguientes requisitos: joven, dulce, inocente y adinerada.

LA MARCA

La moda reivindica el derecho individual de valorar lo efímero.

El legado de Coco resulta mucho más profundo, su marca narra una historia, una búsqueda incesante de inclusión y evolución social en el transcurso de los años más difíciles para Europa y el paso de las dos guerras mundiales, que modificaron dinámicas de convivencia en todos los extractos sociales.

Coco fue precursora -sin proponérselo- del feminismo, obteniendo gran reconocimiento a nivel mundial, sin embargo, a pesar de su fuerza, belleza, talento, astucia e inteligencia, no logró replicar sus triunfos profesionales a lo personal. Trabajó hasta el último momento, muriendo repentinamente a los 87 años en una habitación del hotel Ritz de París.

La marca que ahora lidera el diseñador Karl Lagerfeld, se encuentra en la posición número seis, dentro de las listas más renombradas que hace Millward Brown -una de las principales compañías de marcas y publicidad a nivel mundial- en el ranking de las 100 marcas más valiosas del mundo, valorada en 7 mil 075 millones de dólares.

Coco Chanel en 1920. Foto: Life
Coco Chanel en 1920. Foto: Life
De pie junto a sus antiguas pantallas de Coromandel en su apartamento, 1937.
De pie junto a sus antiguas pantallas de Coromandel en su apartamento, 1937.
Traje Chanel, 1950.
Traje Chanel, 1950.
Coco Chanel, buscando sombreros en Neiman Marcus en Dallas, 1957. (Foto: AP).
Coco Chanel, buscando sombreros en Neiman Marcus en Dallas, 1957. (Foto: AP).

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