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Ligero de equipaje

Ciudad posible

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Ligero de equipaje, es el título de un libro de antony de melo, que leí hace ya tiempo, pero que me marcó para toda la vida.

Y hay momentos como éste, en que vuelvo a reflexionar sobre el cómo la vida nos carga con muchos lastres que nos impiden ser felices.

Desde los lastres materiales del que está llana nuestra cultura occidental, hasta los espirituales, que nos envenenan el alma.

Lo he dicho otras veces: vivimos en la sociedad del tener y no del ser. existimos para acrecentar nuestros haberes y pensamos que con ellos nos volvemos felices. nos engañamos rotundamente, porque entre más tenemos, más queremos y nunca nos damos por satisfechos.

¿para qué acumular tanto, si nada nos hemos de llevar? a veces nos tratamos de justificar diciendo que lo hacemos para dejarles un patrimonio a nuestros hijos. ¿por qué no dejar que ellos solos se construyan ese patrimonio? ¿a nosotros qué nos dieron?

Y sin embargo, hemos logrado salir adelante en la vida.

Vivimos preocupados por el "mañana", cuando es lo más inseguro que hay. nos llenamos de cargas innecesarias o superfluas. de satisfactores que nosotros mismos creamos y nos convencemos que sin ellos no podemos vivir.

Lo peor es que estamos atrapados entre las envidias y el odio. nos envenenamos solos y descargamos en cualquiera el veneno que nos corroe el alma.

La vida no es así. es más simple de lo que creemos. y además, no somos nadie para andar juzgando a otros y menos cuando no damos, a esos otros, la oportunidad de defenderse. eso no es más que cobardía.

Sobre este tema, hay por ahí una frase que me gusta mucho citar cuando viene a cuento. la frase dice: "cerré los ojos y le pedí un favor al viento: llévate todo lo que no sea necesario. estoy cansado de equipajes pesados que no me dejan avanzar. de ahora en adelante sólo quiero llevar lo que quepa en mi bolsillo y en mi corazón".

Así de simple, sólo lo que quepa en el bolsillo y más qué nada lo que quepa en el corazón.

Unas cuantas monedas en un bolsillo y otras tantas en la otra para repartir a quienes lo necesiten.

Y en el corazón sólo buenos sentimientos para quienes nos rodean. no importa si son familia o simples conocidos, todos merecen buena actitud de nuestra parte hacia ellos.

Tenemos que ir por la vida con una sonrisa en los labios y una mano extendida para ayudar a quien lo necesite.

Tenemos que dejar de envidiar lo que otros tienen y alegrarnos de no tenerles que pedir ningún tipo de ayuda.

Hay que pasar entonces, por esta vida, ligeros de equipaje y pedirle al viento que se lleve todas nuestras cargas excesivas y lastres inútiles porque de esa manera avanzaremos más rápido y llegaremos más lejos.

Recordemos que lo importante no es llegar al punto al que nos dirigimos, sino disfrutar de todo lo que encontramos a lo largo de la travesía, según reza el poema: "ítaca" de kavafis.

Por lo demás: "hasta que nos volvamos encontrar que dios te guarde en la palma de su mano".

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