Sosiega un poco, airado temeroso, humilde vencedor, niño gigante, cobarde matador, firme inconstante, traidor leal, rendido victorioso. Déjame en paz, pacífico furioso, villano hidalgo, tímido arrogante, cuerdo loco, filósofo ignorante, ciego lince, seguro cauteloso. LOPE DE VEGA
¿Cómo que cuerdo loco? ¿Cómo que tímido arrogante y pacífico furioso? Cuando te salen en un texto con conceptos así, tan contradictorios, te dan ganas de preguntar, bueno, ¿por fin? ¿Está cuerdo o está loco? ¿Es tímido o arrogante, es pacífico o furioso? Y lo que pasa es que están aplicando una figura literaria muy usada en la narrativa y en la poesía que se llama el oxímoron.
La palabra oxímoron, que más que recurso literario parece el nombre de algún compuesto químico, viene del griego oxi, que quiere decir agudo, y moron, que significa romo porque es eso: algo que es filoso y chato a la vez, que aunque en la realidad nunca podremos verlo, en la poesía y en la literatura ya ve usted que todo se puede.
Los grandes señores de las letras con frecuencia recurren al oxímoron: Shakespeare se refiere a un muerto vivo, Rubén Darío habla de un rugido callado y Góngora de una gentil descortesía. Borges refiere que los gnósticos hablaban de una luz oscura y los alquimistas de un sol negro.
Al oxímoron se le conoce en latín como contradictio in terminis y se considera que es el antónimo (lo opuesto) al pleonasmo, donde se dicen palabras de más, se hacen aclaraciones de más como en el clásico "súbete para arriba", porque si ya sabemos que subir es ir hacia arriba, pues no hay necesidad de decir para donde te subas.
Al aplicar el oxímoron en un texto, no se trata sólo de poner dos términos contradictorios juntos, sino que el recurso consiste en armonizar ambos conceptos en una sola expresión, creando así un tercer concepto, el cual, como no tiene un sentido literal lógico, fuerza al lector a buscar el sentido metafórico, como en el caso del ruidoso silencio cuando nos parece que el ambiente sin sonidos fuera como un estruendo tremendo y ensordecedor que nos apabulla.
El oxímoron aparece con todo su "oscuro esplendor" cuando Mario Benedetti habla de oscuros deslumbrantes y cuando Baudelaire se refiere a los "placeres espantosos y dulzuras horrendas" o cuando Augusto Monterroso exclama quejumbroso que "mis libros están llenos de vacíos" y San Juan de la Cruz se refiere a la música callada y a la soledad sonora.
Casi una colección de oxímoros (plural de oxímoron recomendado por el Diccionario Panhispánico de Dudas) es la poesía con la que Francisco de Quevedo define el indefinible concepto del amor:
"Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente al ser amado. Es una libertad encarcelada que dura hasta el postrero paroxismo, enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo ¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¡Hola! Aprovecho para felicitarlos por esta excelente página y hacerles una pregunta: ¿cómo es correcto decir "bautizo" o "bautismo"? Gracias, saludos desde León, Gto. Erik Rangel Martínez.
RESPUESTA:
El sacramento se llama Bautismo. El bautizo es la acción de bautizar y también se le llama así a la fiesta que se hace con motivo de un bautismo.
Reflexión femenina: Los hombres son como los horóscopos, siempre te dicen lo que debes hacer y generalmente están equivocados. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
