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Poder

Diálogo

YAMIL DARWICH

Preguntando: ¿qué es lo que mueve al ser humano luego de amor o el temor?, podríamos contestarnos que es el saber: ¿quién soy?, ¿qué hago aquí?, ¿de dónde vengo?, ¿adónde iré cuando muera?

Saber, conocer, es el gran motor que nos mueve y lleva a explorar el mundo exterior e intentar conocernos a nosotros mismos, algo muy descuidado en los últimos tiempos.

Jaime Luciano Balmes, filósofo, dice que el principio es la certeza; otros pensadores difieren diciendo que lo que mueve al hombre es la duda.

En lo que todos están de acuerdo, incluyendo biólogos y antropólogos, es que nos mueve tener, poseer para dominar y así al reproducirnos: persistir.

Lo vemos en la especie animal en formas más o menos sofisticadas: el mamífero trata de controlar el harem o la manada; el ave busca a la mejor hembra para anidar; algunos peces territoriales defienden sus áreas de poder y mantienen a sus hembras dentro. Si tiene curiosidad, explore a la naturaleza en un acuario casero, que no es caro ni difícil de cuidar.

Entre los vegetales también hay sentido de sobrevivencia administrando lo mejor posible tierra y agua, como las xerófilas que renuncian a las hojas y desarrollan espinas; la planta conocida como gobernadora esteriliza sus alrededores para que no compitan con ella otras plantas.

Los seres humanos no podríamos ser excepción, sólo que nuestra corteza cerebral nos hace capaces de pensar y con ello sofisticar nuestro instinto de persistencia.

La reproducción es el medio para asegurar la persistencia genética; las especies animales más débiles buscan con numerosas camadas no desaparecer; nosotros, usamos las mismas técnicas desde la prehistoria y historia antigua. Los hombres de las cavernas buscaban dominar en su clan y tomar a las mejores mujeres para tener hijos fuertes, sanos, que continuaran con su linaje; los reyes de los pueblos primitivos tenían muchas esposas para engendrar hijos que les ayudaran a mantener la dominancia; los plebeyos, buscaban muchas manos de obra para cultivar la tierra o cuidar hatos de ganado.

El neocortex cerebral nos ayudó a desarrollar abstracciones y con ello pensar y desear aún más, realidad que logramos con el poder, hasta llegar a la barbarie tecnificada y las formas más rebuscadas de abuso.

Entre los llamados "ricos" -socioeconómicamente hablando- siguen existiendo los matrimonios por conveniencia, además de las fusiones y acuerdos de sinergias corporativas. Seguramente puede enumerar ejemplos.

Quienes administran la fuerza física -los militares con sus ejércitos- han encontrado el conveniente acuerdo con la clase política y, dado el caso, imponen dictaduras. Recuerde a uno recientemente finado y su sucesor, que dice ver pajaritos.

La clase política, cada vez más invadida por politiqueros, además de sofisticarse se ha diversificado, utilizando los recursos humanos más pobres: manipulando masas o renunciando a las plataformas políticas que les justifican como partidos; se pueden unir izquierda y derecha, desatendiendo a lo más valioso de sus enunciados.

A título personal, algunos insisten en mantenerse lo más cerca del poder; los expresidentes de México son excelente ejemplo, muchos de ellos debieron aceptar cargos diplomáticos en tierras remotas y otros, los más astutos, mover sus "hilos de poder" para seguir orientando el rumbo del país.

Piense en personajes como Carlos Salinas de Gortari, que nunca ha dejado de estar presente en las decisiones nacionales; otros, como Felipe Calderón, que no dudan en crear divisionismo en su partido; algunos insisten mantenerse vigentes declarando barbaridades, como Vicente Fox.

El poder genera fuerza y esa permite tener dominio; "el poder corrompe y el mucho poder corrompe mucho", hasta llegar al punto como vivimos los mexicanos.

Tampoco descarte el poder en la microsociedad que llamamos familia. Hay padres y madres que intentan controlarlo con rigor, chantaje o temor, para mantener a los hijos, sus parejas y nietos girando alrededor suyo.

La idea sublime del poder es el servicio, la productividad y la distribución del bien, -material o espiritual- pero eso es algo que hemos ido dejando de lado a través de la historia humana.

Los especializados en desarrollo humano, sus recursos y la administración del poder, dicen que existen niveles; el más elemental: el de la fuerza: "porque puedo"; luego del puesto: "para eso me pusieron como jefe", ambos muy deplorables ejemplos de la condición humana.

Después viene uno que pudiera ser intermedio: el de referencia, que sumado al del puesto dan autoridad para ejercer poder; otro más avanzado es el del conocimiento, que empodera a la persona porque "sabe".

El mejor y único perdurable y respetable es el moral: porque además de poder, tener autoridad de puesto, apoyo y respaldo de los superiores, es ganado a pulso con sus acciones de verdad, justicia y bien común.

¡Qué difícil es hacer uso de poder!, ¿verdad?

Le pregunto: ¿ Usted que tipo de poder elige?

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