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Dan esperanza a los caprinocultores

EL ESTUDIO BENEFICIA A LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES

Trabajo. Los estudiantes de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro participan en la investigación. (Emilio Muruaga)

Trabajo. Los estudiantes de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro participan en la investigación. (Emilio Muruaga)

EMILIO MURUAGA

Tras la notable reducción hace casi veinte años de los programas gubernamentales para apoyar a los pequeños y medianos productores, un grupo de maestros y estudiantes de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro comenzó a trabajar de la mano de varios caprinocultores locales para probar algunas hipótesis con el fin de hacer más eficiente el proceso reproductivo de las cabras. Hoy los resultados de estos proyectos han permitido llegar a conclusiones que podrían mejorar ampliamente el futuro del campo lagunero, así como el de otras regiones del país, donde los contrastes se pueden apreciar a simple vista.

El ejido El Vergelito es un claro ejemplo de esto, pues pese a estar a poco más de 40 kilómetros de una de las principales vías de la industrial ciudad de Gómez Palacio, el camino para llegar a dicha población de algunos cientos de habitantes denota paulatinamente la situación de abandono en la que se encuentra.

Sin embargo, no muy lejos del camino, se puede observar al oriente y al poniente gigantescos establos repletos de vacas que se extienden de forma paralela a la aterrada vía. Los terrenos de cientos de hectáreas donde las numerosas cabezas de ganado producen leche día y noche son propiedad de quienes trabajan directamente con una empresa lechera.

Al llegar al ejido, la situación de precariedad y la marginación se hacen evidentes.

"Aquí no hay mucho trabajo, uno se dedica a lo que se puede", comenta Moisés Villa Miranda, un hombre moreno con cabello canoso y manos ásperas.

Mientras amarra su mula a las afueras del corral donde mantiene a sus casi treinta chivas, recuerda como antes se podía vivir mejor del campo y el ganado, ya que generación tras generación en su familia han tenido cabras.

"Moi", como lo conocen sus amigos, afirma que la principal razón por la que aún mantiene sus animales y no ha optado por la crianza de ganado bovino, es que a diferencia de las vacas, las chivas son muy baratas de mantener pues no es necesario comprarles alguna pastura para que proporcionen algo de leche y carne, mientras que las vacas simplemente le resultan incosteables a largo plazo.

Diariamente, una de las camionetas de la empresa de productos lácteos Chilchota recorre éste y otros ejidos de La Laguna de Durango para comprar la leche a hombres como "Moi", a quienes les paga cuatro pesos y ochenta centavos por litro. De forma similar también viene un hombre en ciertas temporadas del año para comprar los cabritos, por los que paga entre treinta y cincuenta pesos, dependiendo de la producción y la demanda.

Estos ingresos le sirven a Moisés solamente para cubrir los gastos básicos de alimentación, mantenimiento del corral y cuidado de sus animales, pero lo poco que gana llega a reducirse a lo largo del año, pues las razas de cabras que tiene se reproducen de manera estacional, por lo que sólo puede obtener leche y cabrito durante algunos meses del año.

REPRODUCCIÓN ESTACIONAL

El problema que enfrenta Moisés no es exclusivo, pues como comenta José Alberto Delgadillo, director del Centro de Investigación de Reproducción Caprina (CIRCA) de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, prácticamente todos los propietarios de cabras en La Laguna cuentan con especímenes de dos razas, la Saanen y la Toggen.

Normalmente estas razas manifiestan el deseo de reproducirse solamente durante el otoño y el invierno, lo cual lleva a que tras una gestación de cinco meses se pueda obtener leche de las cabras a partir de marzo y hasta julio, siendo en este último mes cuando decae la producción láctea. Este fenómeno significa que al menos durante la mitad del año los propietarios no puedan obtener casi ningún ingreso proveniente de sus hatos, por lo que tienen que buscar cualquier otra forma para hacerse de recursos y poder comprar los productos básicos para vivir.

La estacionalidad en la reproducción caprina es un tema que llamó la atención de Delgadillo desde que realizaba sus estudios universitarios, por lo que tras regresar a la UAAAN para trabajar como maestro en 1990, José Alberto decidió reunir a un grupo de compañeros para crear el primer grupo de investigación de temas de reproducción en la universidad, especializándose en el sector caprino.

Sentado en su oficina en las instalaciones del CIRCA, el investigador narra cómo este sencillo proyecto se originó principalmente a partir de la curiosidad y el deseo de saber más sobre un tema que frecuentemente era ignorado y en el que incluso, se encontraban hasta hace poco dogmas y paradigmas que nadie se cuestionaba.

El equipo del CIRCA fue conformado desde un principio por Gerardo Duarte, Alfredo Flores Horacio Hernández, Jesús Vielma, Gonzalo Fisz e Hilda Fernández, para más tarde crecer e incluir a jóvenes estudiantes.

Los investigadores comenzaron por retomar los trabajos realizados previamente por expertos de la UNAM, así como de otros países, entre éstos se dedicaron a profundizar en lo publicado por el estadounidense M. Shelton, quien en 1960 escribió sobre el llamado "efecto macho".

Esta práctica consiste en la introducción de machos cabríos que previamente han permanecido aislados, durante un periodo de tiempo mayor a las tres semanas, dentro de un rebaño de cabras que están en la época de reposo sexual para provocar que las hembras comiencen a ciclar, es decir que aparezca el celo o estro y la ovulación. Hasta la difusión del trabajo de Shelton aún se mantenía cierto escepticismo sobre este efecto en las cabras debido a la falta de investigaciones que profundizaran al respecto, por lo que su trabajo ayudó a aumentar su práctica y fue un significativo avance en la búsqueda por lograr la manipulación sin hormonas ni sustancias químicas de la reproducción caprina de forma que pudiera beneficiar a los propietarios a lo largo de todo el año.

 LOS PRIMEROS EXPERIMENTOS

José Alberto Delgadillo consideró que la gran limitante del "efecto macho", así como de todos los trabajos sobre reproducción caprina realizados hasta la fecha era que se concentraban sólo en estudiar y experimentar con la hembra, sin considerar nunca al macho como un elemento importante para lograr mantener vigente el ciclo de reproducción, por lo que se seguía considerando como algo casi imposible lograr que el ganado caprino produjera leche y cabritos a lo largo de todo el año.

Tras analizar esto los investigadores del CIRCA decidieron enfocarse en trabajar de lleno con los machos, por lo que idearon un sencillo experimento con el que cambiarían el paradigma de la caprinocultura.

Dentro de las instalaciones de la UAAAN se crearon corrales que contaban con iluminación artificial y dentro de ellos se colocaron tres grupos de cuatro machos cada uno, los cuales fueron expuestos a jornadas con iluminación proporcionada por los focos para hacerles creer que se encontraban en la época de apareamiento. Después de realizar esto durante dos meses los investigadores notaron un aumento en la cantidad de testosterona de los machos, por lo que finalmente procedieron a contactar con propietarios de hatos en diferentes ejidos de la región para introducir a los machos con el fin de probar si esto influiría en la activación del ciclo de las hembras.

Durante un año y medio los machos de cada grupo se fueron alternando dentro de cada rebaño, de forma que hubiera un espécimen activo diferente cada cuatro meses. Los resultados mostraron que las hembras que convivían con los machos que habían recibido el tratamiento fotosensible se mantenían activas durante casi todo el año y pese a reducir un poco su fertilidad en los meses en los que no suelen estarlo, ésta nunca decaía totalmente, pues incluso se mantenía en niveles por encima del ochenta por ciento y se recuperaba muy pronto para volver a ser de casi el cien por ciento.

BENEFICIO A LOS PRODUCTORES

Enrique Urquizo Sánchez, ganadero del ejido José María Morelos ubicado a las afueras de Matamoros, fue uno de los primeros productores que se aventuró a trabajar con el equipo del CIRCA hace diez años.

Para él los cambios implementados por los maestros y estudiantes dentro de su hato de casi 180 cabras le permitieron obtener mayores ingresos, pues no sólo logró mantener estable su producción de leche a lo largo del año, sino que también pudo obtener cabritos en épocas en las que normalmente no tendría. Con esto las cuatro personas en su familia, que dependen directamente de él, así como el muchacho que le ayuda, resultaron directamente beneficiados.

Pese a los buenos resultados obtenidos con diferentes caprinocultores de La Laguna, el éxito de la innovación creada en el CIRCA sigue siendo algo endeble, pues como detalla el doctor José Alberto, debido a condiciones de presupuesto ellos solamente han podido realizar acciones puntuales mediante la inserción de un macho en los hatos de los propietarios, sin embargo no han podido llevar a cabo un programa piloto con el cual se logre la efectiva transferencia de tecnología, así como la difusión de los procedimientos a larga escala.

"Yo creo que si hubiéramos hecho una investigación o alguna innovación para las vacas ahorita nos sobraría el dinero y ya estaría puesto en práctica hasta con programas del gobierno, sin embargo como hicimos algo para los más humildes, para los pequeños y medianos productores, todavía es momento en que no podemos implementar ni un programa piloto", comenta José Alberto con cierta resignación.

"Como hicimos algo para los más humildes, para los pequeños y medianos productores, todavía es momento en que no podemos implementar ni un programa piloto”. — JOSÉ ALBERTO DELGADILLO, director del CIRCA

Más allá de ser una innovadora investigación sobre la modificación de los patrones de reproducción estacionales y las conductas socio-sexuales del ganado caprino, la importancia de este descubrimiento reside en que permite que productores como Moisés y Enrique, que nunca habían contado con un apoyo tecnológico significativo para aumentar su producción, puedan aspirar a un modelo de ganadería realmente sustentable en el que no tengan que depender constantemente de los apoyos proporcionados por el gobierno como medio para subsistir. Sin embargo en lugares como El Vergelito y Congregación Hidalgo recordados casi únicamente en tiempos electorales el futuro es totalmente incierto.

Mientras tanto, otro día comienza y "Moi", a sus 71 años tiene que salir, al igual que otros cientos de productores en toda La Laguna para trabajar con sus cabras tal y como lo hacían sus abuelos, tal y como ya lo hacen sus hijos, en un ciclo que parece infinito pues saben que tienen que aprovechar los meses de producción de su ganado, ya que el resto del año tendrán que vivir de nuevo en la incertidumbre.

Pionero. El establo de Enrique Urquizo Sánchez, ganadero del ejido José María Morelos, fue de los primeros en trabajar con CIRCA. (Emilio Muruaga)
Pionero. El establo de Enrique Urquizo Sánchez, ganadero del ejido José María Morelos, fue de los primeros en trabajar con CIRCA. (Emilio Muruaga)
Ganado. La reproducción de las cabras, independientemente de la época del año es el motivo estudio del CIRCA. (Emilio Muruaga)
Ganado. La reproducción de las cabras, independientemente de la época del año es el motivo estudio del CIRCA. (Emilio Muruaga)

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Escrito en: caprinocultores

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