El voto nulo
Esta propuesta tiene varios puntos flojos. Primero es creer que la ciudadanía no vive injusticias personales e intereses de diversas orientaciones partidarias. Es decir no son comparables los habitantes de las colonias y áreas prósperas con la gran mayoría de los ciudadanos de Gómez Palacio, Lerdo, Durango, y buena parte de su zona metropolitana y de los municipios y colonias más marginadas donde radica el mayor número de pobres y de marginados de Coahuila.
Más aún se pasa por alto que en una misma ciudad no son semejantes los que viven en La Troje y Campestre la Rosita, por ejemplo con los habitantes del Cerro de la Cruz o Colonia Zaragoza, para sólo referirme a la ciudad de Torreón. Ligado con esto se omite que sólo un poco menos de 25 por ciento promedio de la población tiene acceso a Internet y que incluso en este porcentaje general deben distinguirse las zonas del municipio más prósperas de las más marginadas. En los que viven que viven en La Troje y Campestre la Rosita el acceso a la red es de casi el doble que en los demás. ¿Qué por ciento de la población que usa Internet? ¿Cuántos están interesados en las páginas de contenido político, incluidos los periódicos que pueden ser consultados por medios electrónicos? Qué bueno que existan personas con intenciones de orientar o desorientar políticamente a la población. Pero, por favor, bájese de su pedestal. Pecar de soberbia puede ser peligroso y el menor de sus riesgos sería ser víctima de la ingenuidad es como si yo creyera que todos los lectores de cartas del lector me leen y peor que influyo en ellos.
Llamar a anular el voto es dejar deliberadamente que los que sí votan por pocos que sean elijan a los diputados por todos los demás es decir por los abstencionistas y por quienes anulen su voto. Es dar un cheque en blanco a quienes tienen el voto del pobre.
El cinismo de la mayor parte de nuestros políticos es ampliamente conocido, al igual que la poca o nula eficacia de las instituciones creadas teóricamente para atender las necesidades de la población. ¿Por qué entonces los promotores de la abstención o del voto nulo piensan que los van a afectar y/o a sensibilizar con el látigo del desprecio ciudadano al no acudir a las urnas o al echar a perder su voto? La abstención, como el voto nulo no conmueve a nadie ni cuestiona en serio la legitimidad de un candidato ganador. En las democracias por imperfectas o perfectas que sean suele ser mucho mayor y ningún gobernante es de mayoría real mucho menos un diputado, pero ahí están. Si de veras se quisiera reprobar y rechazar en todos sentidos a la llamada clase política mejor hubiera sido organizar un grande y masivo movimiento en su contra y no convocar a la abstención o al voto nulo.
El único movimiento social articulado en estos momentos es el que ha venido construyendo Movimiento Ciudadano. El cual te pide que votes por un ciudadano y no tiene nada que ver con el abstencionismo ni con el voto nulo. ¿Por qué no mejor fortalecerlo en lugar de militar en su contra a cambio de la satisfacción íntima y a la vez desorganizada de no acudir a las urnas o de votar en blanco? Para mí es obvio que después del voto nulo por masivo que pueda ser no pasará nada ni los anulistas se organizarán ni surgirá de ahí pensamiento alguno, pero Moreira y sus partidos estarán muy agradecidos.
Alberto Lara Noriega,
Torreón, Coahuila.
