Resguardo. Los ejidatarios de Felipe Ángeles pretenden cristalizar el proyecto de un recreativo para atraer a los turistas. (MARY VÁZQUEZ)
El Valle de Acatita, del Municipio de Francisco I. Madero, posee una incalculable riqueza histórica. En ese zona se localizan algunas comunidades como: Tres Manantiales, Felipe Ángeles, Charcos de Risa y Río Aguanaval, existen vestigios de asentamientos de las tribus Irritilas, sin embargo, por años la riqueza arqueológica ha sido saqueada.
Para llegar a esa zona hay que tomar la carretera interestatal Madero-Finisterre y luego que recorrer entre 80 y 100 kilómetros, para llegar a esas comunidades, pero si la intención es visitar las dunas, hay que tomar un accidentado camino de terracería que se localiza, después del ejido Felipe Ángeles y avanzar algunos 10 kilómetros.
Pobladores de esas comunidades y gente ajena al lugar, incluso algunos extranjeros que gustan de practicar el campismo, han explorado el territorio y han encontrado restos fósiles, armas, artículos de piedra y hueso de animales, restos de prendas tejidas de hierba, así como restos óseos de los antepasados, sin embargo, los tesoros arqueológicos han sido recolectados y comercializados con coleccionistas que pagan cantidades ridículas, sin que hasta ahora ninguna autoridad haga algo al respecto.
Incluso las personas de uno de los ejidos que se encuentran en ese lugar mencionan que en alguna ocasión uno de los exploradores locales, encontró en una cueva el cuerpo de un bebé recién nacido momificado, el cual se encontraba en el interior de un canasto y a un lado los restos óseos, de lo que dicen, pudo ser de la mujer que no pudo dar a luz. El tesoro encontrado fue vendido.
Hace alrededor de seis meses se notificó a las actuales autoridades municipales, el hallazgo de restos humanos en otra de las cuevas, que podrían ser de las tribus Irritilas y se dio parte a las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en México y acudió una arqueóloga de nombre Yuri de los Ríos, quien se llevó parte de uno de los cuerpos para ser analizados.
Lamentablemente pese a que los pobladores ya sabían de la existencia de ese lugar, lo notificaron hasta que sustrajeron prácticamente todos los objetos de valor histórico. La falta de conocimiento de lo que representan y la condiciones de pobreza en las que viven, han impedido la preservación de la zona.
BELLEZA NATURAL
Además de las riquezas arqueológicas con las que cuenta, el Valle de Acatita tiene una inigualable belleza natural. La carretera divide una extensa superficie de yacimientos de arena silíca que abarca al menos 15 kilómetros. En este sitio se encuentran a flor de tierra restos de fauna marina, conchas y caracoles, lo que es prueba irrefutable de que esta zona, hace miles de años, se formó el Mar de Tethys.
Del otro lado de la carretera hay majestuosas montañas. En la parte baja se observa flora y fauna desértica y en la cumbre se encuentran cuevas que sirvieron como refugio de las tribus indígenas. En algunas de ellas hay pinturas rupestres.
En lo más alto de la montaña se originan algunas corrientes de agua que forman pozas del líquido, los cuales desembocan en el ejido Tres Manantiales. Para llegar hasta los ojos de agua hay que avanzar por la sierra alrededor de cinco kilómetros, partiendo de la comunidad.
En el 2003, El Siglo de Torreón documentó el saqueo del que estaba siendo objeto las dunas de arena silica con fines comerciales. En ese entonces, los comuneros cuestionaron por qué de la noche a la mañana llegaron particulares para llevarse la arena que se decía comercializarían en el extranjero.
APOYO
Para evitar el robo, los lugareños pidieron el apoyo del Gobierno de Coahuila y de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnat), para preservar la biodiversidad de esta área, mediante programas especiales para aprovechar los recursos naturales con que se cuenta, que podrían ayudar a mejorar la economía de cientos de familias que viven en esas comunidades, ya que sólo unos cuantos poseen su parcela y muchos de ellos viven solamente de la recolección de la candelilla y de pequeñas áreas de cultivo que sirven para autoconsumo.
En un inicio así fue, los ejidatarios de Felipe Ángeles fueron apoyados con un proyecto para la construcción de un balneario, pues la idea era hacer visitas guiadas a las dunas, a las cuevas y que terminaran en el recreativo, a fin de que los turistas generaran una derrama económica, sin embargo, el proyecto se quedó a medias y sólo se quedó en un buen intento.
"Hace como diez años los de Semarnat nos ayudaron y 'bajamos' un proyecto, construimos palapas, asadores y una alberca para que la gente viniera, pero nos quedamos a medias. Ahorita para echarlo a andar lo que necesitamos es la tubería o manguera para poder traer el agua de los manantiales", dice José García Saucedo, ejidatario de Felipe Ángeles.
"Lo que queremos es que la gente venga. Que conozca las dunas que tenemos acá en Madero, porque sólo conocen las Dunas de Bilbao. Que la gente venga un domingo y conozca las bellezas naturales que tenemos nosotros", agrega.
Los pobladores de esa comunidad, desde hace años se han dado a la tarea de recolectar objetos arqueológicos, pues contrario a los habitantes de las otras comunidades tienen la intención de crear un museo para preservar los objetos y con ello ofrecer una mayor oferta turística, sin embargo, no han obtenido el apoyo de las autoridades.
INVESTIGACIONES
Cuando se hizo público el conflicto por el saqueo de los yacimientos de arena silica, la delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), también atendió la alerta, el arqueólogo Mauricio Sánchez de Mier visitó el lugar y corroboró los hallazgos que los pobladores hicieron, planteó la posibilidad de que los restos arqueológicos se trasladaran al Museo Regional de La Laguna, para que fueran enviados para su análisis en los laboratorios de la dependencia en la ciudad de México, pero los pobladores no accedieron ante el temor de que los investigadores también los despojarían de las riquezas históricas. Pidieron que los objetos fueran analizados y regresados en un lapso de 15 días, lo que era imposible porque este tipo de investigaciones llevan al menos unos 6 meses.
Tal parece que finalmente se convenció a los habitantes del lugar para hacer las investigaciones, pues ahora los restos arqueológicos que se encuentran en poder de los campesinos de Felipe Ángeles, mismos que se deterioraron por las malas condiciones en las que están, ya que no se les ha dado el manejo adecuado, tienen indicios de que sí fueron estudiados y clasificados.
Se pudo constar que los objetos se encuentran en vitrinas rústicas que están llenas de polvo y se pueden observar etiquetas donde se lee; molusco gasterópodo fósil de piedra caliza del período cretácico inferior (100 M.A).
En otra dice; Yagual (objeto indígena para cargar cosas pesadas en la cabeza, de probable TLITE, hecho a base de fibras vegetales) ó Coa (instrumento utilizado para matar víboras, remover agaves o para la siembra).
Como éstas hay otras etiquetas que se encuentran apiladas, ya que los restos arqueológicos están desordenados, evidenciando el abandono en el que se encuentran, incluso son resguardados en un pequeño cuartro, que servía como cocina de una vivienda, misma que se encuentra deshabitada, incluso José García, dice que ya le faltan algunos objetos, pues la puerta está hecha a base de pedazos de madera y no tiene chapa, por lo que con facilidad se puede entrar al lugar.
Se buscó al arqueólogo Sánchez Mier para conocer sobre el proyecto, pero en la delegación del INAH en Saltillo se informó que hace años dejó de prestar sus servicios a la dependencia y que no tenían conocimiento de la investigación.
Se preguntó que si tebían conocimiento de los restos óseos encontrados hace meses y la respuesta fue negativa.
Se les informó sobre el proyecto que tenían los pobladores de Felipe Ángeles, el cual dijeron desconocer, pero se dijo que los mismos pobladores o las autoridades locales, podrían hacer el trámite, incluso se ofreció la asesoría.
Se mencionó que se trabaja en investigaciones en en la zona que abraca de los municipios de San Pedro a Cuatrociénegas y de así requerirlo se enviaría a este medio de comunicación la información sobre los resultados.
INVERSIÓN
En el 20013 el arqueólogo Mauricio Sánchez Mier, indicó que para la construcción de un laboratorio y un museo se necesitaban al menos seis millones de pesos para contar con las instalaciones adecuadas, comprar los materiales y pagar a los especialistas en restauración.
De los 26 ejidatarios de Felipe Ángeles, que hace más de una década empezaron con el sueño de crear un museo y construir en centro recreativo, sólo quedan seis, casi todos son familiares, pero los que quedan insisten en que no abandonarán el intento y buscarán el apoyo de las autoridades hasta lograr su objetivo.
"Nosotros tenemos un museo. Fue iniciativa de nosotros, somos un grupo de ejidatarios que nos hemos dado a la tarea de recolectar los cosas. Éramos 26 y nomás quedamos seis. Al morir los primordiales sus hijos vendieron (sus tierras) y emigraron a la ciudad. Ya nomás somos nosotros los que seguimos haciendo la lucha. El señor presidente vino hace tiempo y nos prometió que nos iba a hacer un museo y estamos esperando, porque todo lo quetenemos está arrumbado allá", declara José García.
"Lo que queremos es que la gente venga, que mire. Allá (señala a la montaña) tenemos pinturas rupestres. Ahí sacamos los cuerpos de unos indios. Ya vinieron los del INAH y nos dijeron que ya no las saqueáramos, pero viene gente de afuera y c→ pmo los vamos a dejar que se los lleven. Nosotros les hemos puesto cerca para que no pasen a la sierra, pero de todos modos siguen pasando", finalizó.
MILLONES
De pesos se necesitaban para el Museo
