EFE
San Sebastián, España.- Jeff Bridges dice estar en el momento de su carrera que desea, con la fama que siempre quiso: ?suficiente? para que su nombre atraiga los papeles que quiere, pero ?sin la popularidad de las estrellas? que no pueden pasear anónimamente como él hace estos días por San Sebastián.
Bridges llegó el jueves por la tarde a San Sebastián con cara de pocos amigos, pasó como una exhalación por entre los fotógrafos y se metió en el hotel. Pero horas más tarde paseaba con su esposa por la ciudad que ayer le concedió el premio Donostia a toda una carrera y sobre el que habló con un pequeño grupo de periodistas.
?Pienso que las películas hay que apoyarlas y por eso las promociono, aunque a veces me siento como un animador de feria que intenta atraer al público a su espectáculo. En Estados Unidos hago promoción, pero es raro que viaje, y mucho más que salte el charco, debido a mis desórdenes del sueño que me han hecho sufrir mucho en el pasado?, explicó un Bridges alegre y dicharachero.
?Estoy feliz y emocionado -dijo- y cuando me den el premio, contaré mi primera visita a España. Fue hace 35 años cuando me llamó John Houston para entrevistarse conmigo ?en Madrid!. Allá me fui y el director, al que tanto admiro, me citó en el Museo del Prado y me hizo un recorrido por el museo, enseñándome sus Velázquez favoritos. Yo me dije ?me he quedado sin el papel?, pero seis meses después me llamó y me dio el papel de Fat City. Así que todo terminó bien?.
Cuatro veces candidato al Oscar, Jeff Bridges puede aspirar de nuevo al premio de la Academia con ?Una mujer difícil?, adaptación de la novela de John Irving que protagoniza junto a Kim Basinger y que mañana clausura, fuera de concurso, el festival donostiarra.
La naturalidad es una de las mejores armas de este actor. Un arma que, asegura, aprendió de su padre, Lloyd Bridges, cuando debutó, siendo adolescente, en una serie de televisión. ?A él le encasillaron y yo me he pasado toda mi carrera intentando evitar esto, que para él fue frustrante. Mientras pueda hacer ?El gran Lebwosky? y, a continuación, encarnar a un presidente americano, es que hay un buen equilibrio?.
A estas alturas de su carrera, Jeff Bridges, quien ha trabajado a las órdenes de los más grandes, desde Huston a Coppola, pasando por Michael Cimino o Bob Rafelson, hasta los cineastas independientes más aclamados, como los hermanos Coen, dice disfrutar de su profesión, sobre todo, por ser un arte comunitario.
Sin embargo, Bridges no sólo siente pasión por el cine. Es un músico aficionado y un gran fotógrafo. ?En mis últimas veinte películas tengo la costumbre de hacer un álbum de fotos en los rodajes que luego le regalo a los miembros del equipo y a la prensa?.
Y entonces, el actor saca de la gran bolsa que tiene al lado, uno de esos álbumes de rodaje y otro que editó el año pasado en Estados Unidos e Italia y que, posiblemente, se publique también en España.
Lo muestra con cariño, repasa sus páginas y deja que le halaguen, para luego señalar que todo el dinero que consiga con los libros será para el Fondo para el Cine y la Televisión, una organización que cuida de la gente que ha trabajado en la industria americana.
Hijo y hermano de actores, Bridges considera un ?paso natural? dedicarse al cine. ?Si él hubiera sido zapatero, igual acabaría siendo yo también zapatero. Pero mucho del mérito fue de mi madre?, señala el actor, que entonces aprovecha para hablar de ella y contar que va a publicar un libro titulado ?Me has pillado besando?, hecho de poemas de amor que escribió a su esposo. Con lo que Bridges empieza a charlar de sus padres.
?Ellos estaban muy enamorados y eso es contagioso, por eso sus hijos hemos buscado una buena compañera. Yo conocí a mi mujer en un rodaje y llevo con ella 27 años?, explica, para luego señalar que de sus tres hijas, quizás a una ?le haya mordido ese bicho? de la interpretación.
Jeff Bridges votará a John Kerry en las próximas elecciones. ?Es una época muy volátil y resulta difícil saber que lo puede hacer mejor. Hay tantos giros en la política que es difícil saber la verdad. Yo sigo mi instinto, y mi instinto me dice que vote a Kerry?, concluyó.
