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Lácteos y obesidad

La grasa de los lácteos, ¿aliada o enemiga de la obesidad?

Lácteos y obesidad

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Moisés Torres González

En la búsqueda de la solución del problema de la obesidad muchos han sido los grupos de alimentos que se han señalado como responsables del problema a fin de persuadir a la población de evitar su consumo, uno de ellos son los productos lácteos. No obstante, existen investigaciones que contradicen esa idea. El debate sigue abierto.

La obesidad y el sobrepeso están alcanzando proporciones epidémicas a nivel mundial. Anteriormente, la obesidad y el sobrepeso eran considerados un problema de salud pública exclusivo de los países desarrollados, sin embargo, en los últimos años se ha visto que estos padecimientos están avanzando mucho más rápido en países en vías de desarrollo, donde su incidencia ha alcanzado ya números alarmantes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) proyectó que para 2015 habrá aproximadamente 2.3 billones de adultos con sobrepeso y al menos 700 millones de personas obesas. Aunque la mayoría de las estadísticas existentes acerca de la obesidad parecieran indicar que su incidencia es más común en gente adulta, la obesidad infantil, de igual manera, se ha convertido en un problema epidémico en algunos países y en otros sigue creciendo a pasos agigantados.

LOS RIESGOS

En 2010, la OMS publicó que el número de niños menores de cinco años con sobrepeso había superado la cifra de 42 millones. Y que alrededor de 35 millones de estos niños vivían en países en vías de desarrollo. Los niños obesos o con sobrepeso tienen más probabilidades de ser obesos en la edad adulta y se encuentran en mayor riesgo de desarrollar alguna enfermedad crónica no transmisible (ECNT), como la diabetes tipo 2 (DT2), enfermedades cardiovasculares o cáncer. Por ejemplo, a nivel mundial, la prevalencia de DT2 se ha incrementado a pasos agigantados en paralelo con la incidencia de obesidad y se responsabiliza a esta última del 58 por ciento de todos los casos de diabetes, además del 23 por ciento de problemas cardiovasculares y del 7 al 41, dependiendo del tipo, de casos de cáncer.

Es importante resaltar que las ECNT son la principal causa de muerte en toda América Latina, y que de todos los factores de riesgo asociados con estas enfermedades, la obesidad es el único que más ha aumentado en la mayoría de los países latinoamericanos. Es tal la preocupación que existe alrededor de la obesidad, que es considerada como el mayor problema de salud pública en todo el mundo, y por lo tanto, la implementación de programas de salud para el control de peso se ha convertido en una de las prioridades a nivel mundial.

Es bien sabido que una alimentación balanceada y nutritiva, y realizar una actividad física, son factores que representan una de las mejores medidas de prevención no solo de la obesidad sino también de los factores de riesgo asociados con ésta.

UNA ALTERNATIVA

La obesidad es una enfermedad multifacética que requiere de métodos multidisciplinarios para prevenir o tratar exitosamente esta enfermedad. En este sentido, tradicionalmente el campo de la nutrición se ha centrado en los factores que influyen en el balance de energía, tales como la modificación de la ingesta de energía o el gasto de energía, para combatir la obesidad. Con respecto al consumo de lácteos y su relación con la obesidad, estudios clínicos en humanos, estudios observacionales o epidemiológicos, además de estudios en animales e in vitro, apuntan hacia una posible relación benéfica entre el consumo de productos lácteos y el control de peso.

Esta evidencia científica sugiere que el consumo de tres porciones diarias de leche, queso o yogurt, como parte de una dieta equilibrada rica en nutrientes puede ayudar a mantener un peso saludable. Datos obtenidos de estudios en animales o epidemiológicos muestran sistemáticamente una relación inversa entre el consumo de lácteos / calcio y el peso corporal o la grasa corporal [5, 6]. Además, varios estudios clínicos que se han realizado aleatoriamente han demostrado que las dietas que incluyen tres porciones de lácteos por día mejoran el peso y la pérdida de grasa corporal en adultos obesos y con sobrepeso en condiciones de restricción calórica y cuando el consumo de lácteos o de calcio se incrementa desde cantidades inadecuadas a cantidades adecuadas ayudan a los adultos a reducir el aumento de peso en condiciones donde no se reduce el consumo de energía.

Por otra parte, todos los estudios clínicos hasta ahora reportados, donde se ha evaluado el papel de los productos lácteos en la reducción de peso corporal bajo condiciones de restricción calórica, han observado pérdida de peso. Estos efectos potencialmente antiobesidad de los productos lácteos han sido atribuidos principalmente a su contenido de calcio, de vitamina D o de proteína.

EL DEBATE

Por otro lado, diferentes autoridades de salud alrededor del mundo han centrado su atención en recomendar la reducción del consumo de alimentos altos en grasa debido a su elevada densidad energética, particularmente aquellos con alto contenido de grasa saturada. Alta ingesta de grasa saturada ha sido asociada con el aumento en la incidencia de obesidad y con la resistencia a la insulina, así como con mayor riesgo de desarrollar alguna ECNT.

Así, a pesar de que es bien reconocido la importancia que juegan los productos lácteos en la alimentación mundial por su alta calidad nutricional, la leche entera y los productos derivados de la misma han sido catalogados como poco saludables debido a su alto contenido de grasa saturada. Alrededor de 70 por ciento de la grasa de la leche está compuesta de ácidos grasos saturados y en un 30 por ciento de ácidos grasos insaturados. Por tal razón, la recomendación general es de consumir productos lácteos libres o bajos en grasa.

Sin embargo, reciente evidencia científica proveniente de estudios observacionales cuestiona la hipótesis de que los productos lácteos a base de leche entera o la grasa de los lácteos, específicamente, contribuyen al riesgo de la obesidad o al riesgo cardiometabólico. Esta evidencia sugiere, por el contrario, que el consumo de productos lácteos o de leche entera estarían asociados con menor riesgo de obesidad. De hecho, reportes recientes han encontrado que ciertos ácidos grasos presentes en la leche entera y sus derivados estarían relacionados con menor adiposidad y peso corporal, con menor índice de masa corporal así como con menor circunferencia de la cintura.

Esta creciente evidencia científica llevaría entonces a sugerir, que los productos lácteos (leche, yogurt, queso), independientemente de su contenido de grasa y dentro de una dieta nutritiva bien balanceada, tendrían efectos benéficos para el control de peso. Sin embargo, es importante también mencionar que es necesaria la conducción de más estudios clínicos que ayuden a confirmar o a disipar esta hipótesis.

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