Conozco a una persona que es dueña de una empresa que desafortunadamente cada día está peor, él no sabe si es por su apatía a lo que sucede con ella o al comportamiento de la gente que administra y trabaja en su negocio.
Es de su conocimiento que varios de sus empleados han recibido todo tipo de bienes a cambio de contratos. También sabe que otros de sus trabajadores hacen uso de los vehículos de su empresa para beneficio personal, algunos otros tienen todo tipo de propiedades, como casas, aviones, ranchos, relojes de lujo además realizan compras en tiendas exclusivas alrededor del mundo, que no podrían adquirir ni juntando años de su sueldo íntegro.
Es más, algunos otros han solicitado préstamos millonarios a nombre de la empresa y al ser descubiertos simplemente dejaron la empresa y se fueron a estudiar, no sin antes dejar en su puesto de trabajo a su hermano.
Sin embargo, este empresario no hace nada por cambiar las cosas, sólo se conforma con que sus empleados le ofrezcan promesas y algún pequeño obsequio cada cierto tiempo, a cambio de un nuevo puesto. Si ustedes piensan que una persona así es producto de mi imaginación, con tristeza les tengo confesar que no, que este individuo es usted y yo, es decir, somos todos y cada uno de los mexicanos, que cada día tenemos que trabajar para obtener el sustento, que aparte tenemos que pagar impuestos, vivir en la inseguridad, recibiendo a cambio servicios de mala calidad y caros.
Pero sobre todo que cada tiempo de elecciones tenemos que escuchar las promesas de siempre: que vamos a vivir en un mejor país, con oportunidades para los jóvenes, mejores salarios, seguridad, gobernantes honrados, como si esto sucediera con el simple hecho de elegir en una boleta electoral nuestro nuevo destino.
Creo que como accionistas de esta “empresa” llamada México, no sólo tenemos que salir a votar, sino despertar y exigir cuentas claras a nuestros empleados, de la forma en que están administrando nuestros recursos, nuestros impuestos, del rumbo que está tomando nuestro país, de las leyes que están aprobando y que éstas beneficien realmente a todos. Olvidar la frase que la política es sólo para políticos, la política es asunto de todos, pues determina la seguridad, la educación de nuestros hijos, las oportunidades de trabajo, la atención médica que recibimos, la calidad de las obras públicas.
Por eso es necesario que todos participemos y opinemos en el rumbo de nuestro país y no dejarlo en manos de unos cuantos, que al no ser llamados a cuentas por el desempeño de su trabajo y sus acciones aprovechan la oportunidad para su beneficio personal. Por eso los invito a reflexionar antes de ir a votar a cuantos de estos políticos contratarían como empleados de confianza para administrar su negocio, su futuro y el patrimonio de sus hijos.
Bajo esta óptica elijamos a nuestros representantes, pero también exijamos resultados y no sólo obtener una serie de promesas, que un día después de las elecciones se olvidan.
Alfonso Briones
Torreón, Coahuila.
