Ya casi no, pero cuando se usaba el servicio de correos, era muy común escribir en la parte superior de una carta, por ejemplo: Monterrey, N. L. a 10 de febrero de 1989, hasta que un día me pregunté qué estaba haciendo esa "a" ahí y como no me contesté, la quité y me dí cuenta de que no hacía falta. Con la "a" o sin ella, la frase decía exactamente lo mismo.
En el uso cotidiano del idioma, en la palabra escrita o hablada, utilizamos letras y palabras que salen sobrando. La mejor prueba de que sobran es que usted las elimina y la expresión se queda "como si nada", o sea, que sigue diciendo lo mismo. Por esa razón, poner esas letras o palabras sobrantes se considera un error, ya que son innecesarias.
Decir por ejemplo "el día de hoy" es erróneo, porque sabemos de sobra que la palabra "hoy" se refiere al día presente, entonces, en lugar de decir "el día de hoy", pues nada más diga usted "hoy", y la frase no perderá sentido y sí ganará en brevedad.
Una observación similar hacemos cuando se habla del "mes de febrero" o del "año de 2001", cuando ya sabemos que febrero es un mes y el 2001 es un año… entonces, ¿para qué decirlo? No tiene caso. En lugar de decir por ejemplo "vendí mi casa en el mes de febrero, en el año 2001", debes decir "vendí mi casa en febrero de (o del) 2001".
La preposición "de" ya se nos está acomplejando porque dice que a cada rato la ponemos donde no debe estar y luego la quitamos y le da mucha vergüenza porque todo el mundo se da cuenta de que estaba ahí inútilmente, ya que al quitarla se nota que no hacía falta. Eso es lo que sucede cuando decimos "lo hizo de ex profeso", en lugar de "lo hizo ex profeso", "probaré de hacer lo que me dijiste" en lugar de "probaré hacer lo que me dijiste", o "siento de que eso haya sucedido" en lugar de "siento que eso haya sucedido" y "a menos de que venga pronto", en lugar de "a menos que venga pronto". En todas esas frases, queda claro que la preposición "de" salía sobrando.
Todavía hay muchas expresiones más a las que les ponemos caprichosamente una "de" y luego se las quitamos y siguen "como si nada", como sucede cuando decimos "la República de Argentina", en lugar de decir "La República Argentina", o cuando "andábamos de a pie" siendo que "andábamos a pie".
También, ponemos de sobra otras preposiciones y palabras que no son necesarias, como sucede con la expresión "de arriba a abajo", que debe ser "de arriba abajo", y "obséquiele con flores", en lugar de "obséquiele flores", donde sobra la preposición "a" y la preposición "con", respectivamente.
De manera semejante es pecado decir "te das la vuelta", en lugar de "das la vuelta", o aún más brevemente "das vuelta", o cuando decimos "No me tardo", en lugar de "no tardo", o quizá "no tardaré", cuando exclamamos "pásele" en lugar de "pase" o cuando caemos en esa costumbre muy mexicana de hacer preguntas en forma negativa, como por ejemplo: "¿No quieres un café?". Cuando hago una pregunta así, descontrolo a mi interlocutor, porque si me dice que sí, puede ser que quiera afirmar que efectivamente "no quiere un café" o que, por el contrario, acepta el gentil ofrecimiento que le estoy haciendo y que sí acepta el café. Para evitar tanto enredo, simplemente pregunto: "¿quieres un café?", y ya.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Víctor Manuel Luna: Hay una frase que dice: "...por angas o mangas". Mi pregunta es, ¿qué son las angas?
RESPUESTA:
En la expresión POR ANGAS O MANGAS, la palabra ANGAS no tiene significado alguno. Se usa sólo como un juego de palabras que rima con MANGAS.
Frase sobre preferencias animales: A mi perrita no le gustan las hamburguesas. Prefiere los perros calientes. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
