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La Columna de Brizio

FUERO CONSTITUCIONAL

ARTURO BRIZIO CARTER

El fuero constitucional es, en su más simple definición, la inmunidad de senadores, diputados y otros servidores públicos para ser sometidos a juicio por delitos cometidos en el ejercicio de su encargo. Como todas las leyes, se ha pervertido permitiendo excesos y protegiendo a verdaderas lacras y delincuentes que medran y roban al amparo de un nombramiento.

En el futbol también existe el fuero, existiendo jugadores a los que no se les puede tocar ni con el pétalo de una tarjeta y que hacen y deshacen en los diferentes terrenos de juego, a ciencia, paciencia y conciencia de los señores jueces, sus dirigentes y federativos que meten la mano en esta hermosa y delicada profesión.

La mano la lleva Rubens Sambueza. Extraordinario futbolista pero más rasposo que lija del cero. No hay partido donde el rijoso americanista no provoque, insulte, agreda, pise o escupa a un adversario sin que nadie ose meterlo en cintura.

Otro elemento que debería estar boletinado es Paul Aguilar. Al igual que su coequipero, se trata de un muy rentable elemento, indudablemente de lo mejor que existe en el mercado nacional pero proclive a protestar al árbitro y meter patadas con todas las ventajas. Dos semanas consecutivas van que le perdonan la expulsión más las que se acumulen.

En Cruz Azul quien goza de todas las prerrogativas se llama Gerardo Torrado. Nunca fue suavecito pero ahora, con mucho mayor colmillo, da menos patadas pero más duras. A lo más que llegan con él los nazarenos es a mostrarle una amarilla.

Con Pumas tenemos al agrandado, desde el punto de vista disciplinario, de Lalo Herrera. Media docena de goles y el llamado a la Selección lo han convertido en el asesor de los silbantes. Ojalá, por su bien, que pronto lo ubiquen y se dedique a lo que mejor sabe hacer: jugar al futbol.

Otro "pájaro de cuenta" es el defensa de Santos, Carlos Izquierdoz. Este amigo cree que es el guapo de la película y que puede hacerse el matón dentro de la cancha. Todo reclama, pega con ventaja y aparte de todo es llorón. Tampoco ha mostrado un nivel como para justificar su contratación ni su liderazgo. Para como se conduce dentro de la cancha, lo expulsan poco. Lástima que juegue en ese cuadro por mí tan querido.

Mauricio Romero en el Puebla es otro ejemplo de aquellos jugadores a los que habría que desaforar. No hay incidente donde no esté involucrado y ya le cuesta, después de una grave lesión, competir con los más rápidos. Es todo profesionalismo y enjundia pero a veces se le pasa la mano.

Xolos tiene en sus filas a Javier Gandolfi, quien es el mejor ejemplo de cómo jugar al filo del reglamento. Nadie le discute sus dotes de líder ni su valentía a la hora de meter la pierna pero es demasiado respetado por los hombres de negro.

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