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ESGUINCE DE RODILLA

JORGE MARIO GALVÁN ZERMEÑO

En esta colaboración abordo un tópico sobre una de las lesiones más comunes en el deporte profesional y aficionado, el esguince de rodilla.

Esta lesión es el resultado por causas traumáticas (contusiones) o por desplazamientos bruscos con apoyo inadecuado o torceduras forzadas de la rodilla con estiramiento o rupturas de diferentes grados de los ligamentos de la rodilla.

Dentro de las causas traumáticas encontramos contusiones en las caras laterales o frontal de la rodilla, las causas por disestatismo incluyen como ya se mencionaba las torceduras forzadas, desplazamiento inadecuado del peso al correr o esquiar y detención repentina con desplazamiento al correr.

Los principales signos y síntomas son dolor, inflamación, incapacidad para el apoyo y para estar de pie, sensibilidad aumentada en el punto de inserción del ligamento, por lo que al momento de acudir a la atención médica se interrogará sobre estos aspectos y las circunstancias en que ocurrió el evento, se explorará la estabilidad de la articulación para evaluar la gravedad de la lesión. En ocasiones son necesarios estudios auxiliares de diagnóstico como placas de rayos X a fin de descartar la posibilidad de fractura, o en caso de sospecha de una mayor gravedad la imagen por resonancia magnética para confirmar o descartar lesiones que incluyen alguno más de las estructuras blandas articulares como pueden ser los meniscos.

El esguince de rodilla se clasifica de acuerdo a su severidad, la que depende del daño y el número de ligamentos y estructuras afectadas, así en el grado uno o leve sólo se observa estiramiento y micro-desgarre de los ligamentos; en el grado dos o moderado desgarre parcial del ligamento y ligera inestabilidad articular, mientras el grado 3 o severo implica una ruptura mayor o completa de los ligamentos y marcada inestabilidad de la articulación. En este grado se encuentra la lesión del ligamento cruzado anterior, la cual se acompaña generalmente de lesión de meniscos.

Las medidas iniciales incluyen reposo de la articulación afectada tratando de evitar el apoyo con auxilio de muletas hasta determinar el grado de la lesión, manejar la inflamación con bolsas de hielo por no menos de 15 y no más de 20 minutos cuatro veces al día, compresión con una venda de buena elasticidad que limitará la inflamación y dará apoyo a la articulación, así mismo se recomienda mantener la rodilla afectada en elevación por encima del nivel del corazón para facilitar el drenaje del líquido y disminuir la inflamación. En cuanto al uso de medicamentos deben limitarse a los que prescriba el médico y a los analgésicos de uso común (paracetamol o aspirina) o aquellos que se han usado con anterioridad sin problemas de alergia o reacciones secundarias, en tanto se recibe la opinión médica, en que se podrá recibir la sugerencia de inmovilización parcial o completa de la articulación y rehabilitación física o bien una resolución quirúrgica sólo si la gravedad de la lesión lo amerita.

Dentro de las medidas de precaución se recomienda el calentamiento y estiramiento antes de la práctica deportiva, hacer ejercicios que fortalezcan la musculatura y el equilibrio de la articulación, tratar de evitar deportes que comprometan a la articulación en caso de sobrepeso u obesidad, en caso de antecedente o recuperación de lesión preguntar a su médico sobre la necesidad de uso de rodilleras, esto no se recomienda en niños. Espero que estos conceptos sean de provecho. ¡Hasta la próxima!

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